Murcia necesita a Teodoro

Además de tener redaños suficientes para aceptar que lo entrevistaran (y en directo) en el momento quizás más complicado de su vida, el hombre respondió con una seguridad y compostura tales que me dejó en verdad impresionado. Durante una hora larga, mantuvo el tipo admirablemente. Y eso que la periodista no dudó ni un momento en sacar toda la pólvora que guardaba en la mochila, tal como acostumbra. Una de las virtudes más estimables que le vi a Teodoro fue su generosidad (importa menos si era más o menos sincero), en los momentos en que tocó hablar de sus compañeros de partido. Los mismos que por la mañana lo defendían y por la tarde lo traicionaron.

De lo manifestado (escaqueándose menos de lo que se suele llevar), dos o tres cosas, bastante curiosas, llamaron mi atención. Una fue cuando dijo que la insistencia de Ayuso para que la hicieran ya mismo presidenta del PP madrileño, empezó justo a partir del instante en que se supo lo del contrato de las mascarillas. Destacaré también su afirmación (nada de suposiciones) de que, entre los cinco mil que se manifestaron con pancartas frente a la sede del partido en Génova, no había ninguno que pudiera enseñar el carnet del PP. Y, por último, la firmeza con la que quiso dejar claro que ni Casado, ni él mismo habían espiado a la Ayuso. Lo que hicieron –concluyó– fue solicitar pruebas para confirmar o desmentir ciertos indicios.

Más allá de la peripecia que ahora le afecta, insisto en mi idea de que Murcia necesita a Teodoro. No andamos tan sobrados de buenos gestores, como para desperdiciar la evidencia de que el de Cieza sigue siendo representante de nuestra Comunidad en las Cortes.