Malos tiempos para el 'abercoque'

Quieras que no, la cuestión climática se está complicando. Cada vez son más los fenómenos que evidencian que el cambio será implacable. Por mucho que algunos se empecinen en meter la cabeza debajo del ala. Sería esta una actitud que no le aproveche a nadie. A la postre lleva a que las soluciones resulten más dificultosas. Pero se conoce que el vivir 'alegre y confiado' (a pesar de que los rugidos del lobo se oyen cada vez más cerca) es propio del ser humano. Lo que se lleva a diario es el 'ya veremos', o el 'nunca pasa nada', o incluso los negacionismos que se resisten a aceptar la evidencia.

Una realidad cada vez más amenazante no cesa de hacernos guiños. No queremos tomar buena nota de que un tesoro de nuestras latitudes...

–¡Muy fino anda usted con esto de 'las latitude'!

Tiene razón esta vez el lector. No logra uno sustraerse al topicazo en la manera de expresarse. Sustituyamos, pues, las latitudes por el más natural: 'Aquí en la misma Murcia'. De manera que, aquí en la misma Murcia, producimos futas de hueso que son para pintadas. Pero se nos olvida pronto que estamos entrando en una dinámica muy fea referente al clima. Antes o después, nos dicen los científicos, no sabremos dónde ni cómo cultivar nuestros 'abercoques', por expresarlo a lo castizo.

–¡No me diga!

Sí le digo, amigo mío. Lo que traigo aquí no son temores de viejo puntilloso. No lo han de ver mis ojos, pero, si no ponemos los medios, llegará un día en que nos quedaremos mano sobre mano, sin saber dónde podremos plantar el arbolico con garantías de que se haga mayor y dé frutos. Ya sé que esto sería dramático, pero es lo que algunos más avisados ven venir cuando otean el horizonte de un modo inteligente.