Ismael Galiana
LA ZARABANDA ·
Ha muerto el periodista que representó la modernidad, en el periodismo murciano de los sesentaSecciones
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LA ZARABANDA ·
Ha muerto el periodista que representó la modernidad, en el periodismo murciano de los sesentaLe decía: «Mira, Gali. Si yo me llamara Ismael Galiana, no te puedes imaginar lo alto que podría llegar en esta profesión. Pero, con la ... mierda de nombre que gasto, me va a costar mucho trabajo ser alguien». Él sacaba una sonrisilla pícara, pues no ignoraba que era verdad. (Fijarse en Azorín. En cuanto se percató de que tendría que ir por la vida arrastrando el José Martínez Ruiz, se inventó un seudónimo).
Cuando servidor apareció por aquí, en el verano del 64, Ismael era 'el Tico Medina de Murcia'. Un asunto que le dio por entonces mucha notoriedad fue la persecución informativa que emprendió (en un fuera borda, acompañado de Tomás, el fotógrafo) hasta cazar al rey Balduino, en aguas entonces más limpias del Mar Menor. Resultaba evidente que no era de los que atrancaban. Fue un personaje peculiar. Aparte de su propia manera de escribir, poseía una facilidad especial para hacerlo según la moda de cada momento. Cuando digo 'la moda', me refiero al estilo. Recuerdo que, cuando se inventó El País, en seguida fue capaz de reproducir 'el aire' de los redactores de ese periódico. Y así con todos. Por eso me achacaba, con razón, que mi escritura fuese un tanto rural, por ser yo de pueblo.
Viajamos mucho juntos. Fueron expediciones en las que figuraban también Baldo y Muñoz Barberán. Cuando llegábamos a cualquier país, lo primero que hacía era desaparecer. Apetecía moverse a su manera. Hasta que lograba 'pisarme' algún reportaje. (Era algo que a los periodistas jóvenes nos enfadaba sobremanera). La única vez que lo vi cabreado conmigo fue cuando, en la introducción de un librillo que hicimos al alimón, acerca del entonces flamante Mercado Común, decía yo, elogiándolo: 'Ismael Galiana, sin ser un experto en economía, tal y cual'. Aquello le jodió en lo más hondo. Y se empeñó en que le admitiese que tampoco yo tenía ni zorra idea. Así lo hice y seguimos tan amigos.
Son estas unas pocas señales, las que caben en la zarabanda, sobre un periodista que brilló en aquella Murcia que intentaba salir de pobre. (Pero ya me duele el alma por tener que despedir a tantos compañeros en tan poco tiempo).
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