Intolerable cibernética

Me apresuro, por tanto, a reproducir la explicación que trae el diccionario: «Ciencia que estudia los sistemas de comunicación y de regulación automática de los seres vivos y los aplica a sistemas electrónicos y mecánicos que se parecen a ellos». Por si esto resultara abstruso de más, diré que me estoy refiriendo al ordenador.

Quien esté detrás moviendo los hilos de nuestro vivir, en lugar de disimular u ocultar las influencias que sobre nosotros ejerce, se comporta sin ningún pudor. Y lo que es peor, molestando. Por ejemplo, si alguien quiere venderte un antivirus, sin pararse en que ya dispones de esa concreta mecánica, se empeña en hacerte la vida imposible. Pues no se limita a presentarse en la pantalla una vez o dos o incluso tres, fíjese en lo que le digo, sino que se te aparece ¡en un millón de ocasiones!

–Tranquilo, jefe. No se me excite usted, que es malo para el corazón.

Pero es que te sacan de quicio. Es algo tremendo. Empiezas a recibir avisos como si tu aparato fuera un pastel de rica miel, al que diez mil moscas acudieran, en forma de avisos y urgencias para que te compres algo que no te interesa. Y lo hacen con una persistencia de esas que, por descaradas, trastornan los nervios. Si tú eliminas el reclamo, te mandan enseguida otra versión diferente que sustituye a la primera. Y no se conforman con seis u ocho noes, sino que siguen y siguen, hasta que te des con la cabeza contra la pantalla. ¡Qué abuso! ¡Y qué impotencia la tuya!

Pero hay otro sucedido aún más desquiciante. Servidor, al igual que tantos, está apuntado a las series. Pues, ayer mismo, me llegó un aviso de Netflix, vía correo electrónico, diciendo: «No te olvides terminar 'Good Witch'». ¡Pero pijo! Si a mí no me apetece ver entera esa historieta, ¿por qué tienen que achucharme para que me la coma con patatas?

¿Cuándo se ha visto eso?