El hombre, depredador

¿Le parece a usted poco, con la que está cayendo? Esos señores acaban de decirnos quién es el responsable del cambio climático que, cada hora que pasa, nos trae una mala noticia en forma de hecatombe. (No confundir esta palabra con el sacrificio que los hombres de la Antigüedad hacían en honor de los dioses, sacrificando cien toros de una tacada).

–¡Para que luego hablen mal de las corridas!

Los tales científicos han confirmado el origen humano del cambio climático como «algo inequívoco e indiscutible».

–¡Odo en dios! ¡Inequívoco e indiscutible!

Algo de eso sospechábamos el lector y un servidor. No van a ser los perros, con sus cacas, los culpables de los cuarenta y tantos grados. O de la catástrofe incendiaria de Grecia, Turquía, California y Málaga. O de las inundaciones de Alemania y Bélgica. Y esto por poner ejemplos de lo más reciente. Todo culpa del hombre, por ser tan manazas. Y las mujeres, tres cuartos de lo mismo. Aunque sin señalar. Unos y unas habrán sido más culpables que otras y otros. No es cosa de dar aquí nombres y apellidos. Pero, vamos, ya lo dijo el sabio: «No eres en absoluto inocente cuando te dañas a ti mismo».

Los jerarcas del mundo son responsables en muy buena medida de lo que está ocurriendo. Ellos fueron quienes organizaron cumbres sobre el clima (Tokio, París, Madrid y qué sé yo) que pasaron sin pena ni gloria. ¿Quién puso interés bastante en que no se muriera el Mar Menor?

Hay desastres que son irreversibles. El deshielo en el casquete polar. O la temperatura del agua del mar. ¿Cuánto haría falta para volverlos a su ser? Ciertas especies, terrestres o marinas, desaparecieron para siempre. Aquellas (¿os acordáis?) que se encontraban 'en peligro de extinción'. También se nos confirma ahora algo que muchos se niegan a reconocer, y es que los cambios ya están aquí. Los vemos y sufrimos asomándonos a la ventana. De ahí que otro sabio escribiera: «Al crear al hombre, la Naturaleza cometió un error de cálculo».