Se equivocó la bandada

Al final, el resultado de la votación de la reforma laboral ha sido el que, a pesar de acontecimientos tan inesperables, estaba cantado. Aunque el entero PP hubiera votado en contra (sin que ninguno de sus diputados metiera el dedo donde no debía), el PSOE y la compaña tenían el pulso ganado. Y eso fue lo que pasó, aunque por un camino diferente del previsto. Fue que transfugando, transfugando se pasaron al enemigo dos palomos del navarro UPM, que le tenían prometido el voto a los socialistas. Queda así claro que lo que quiso el Destino no lo pueden cambiarlo otros intereses.

Seguir con la chillariza al alza convierte al Congreso de los Diputados en el Congreso de los Desquiciados. Lo razonable sería aceptar la fatalidad y tomar nota. Y no repetir jamás que, cuando un diputado deje de ser presencial por enfermedad, se sirva de lo telemático para resolver su ausencia. Al igual que las escopetas, la telematíca la carga el Diablo. Si uno se siente mal no debería meterle el dedico en el ojo a ninguno de estos ciberchismes. Bien porque se equivoca el humano, bien porque se escoña el aparato. Si tienes fiebre, lo probable es que lo metas donde no debes. Y si estás en casa, es fácil que un zagalico de la familia jugando, jugando se arrime y le dé a cualquier botón.

–¿Pero el fallo no es telemático?

De eso hablaremos mañana. Salvo que estos tíos enmudezcan y vuelva todo a lo suyo.