La dañina Covid persistente
LA ZARABANDA ·
Sus víctimas son sufridores errantes, soportando una aberración sanitariaSecciones
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LA ZARABANDA ·
Sus víctimas son sufridores errantes, soportando una aberración sanitariaQue se sepa, los virus no funcionan de manera previsible. Diría que son caprichosos. Se retuercen sobre ellos mismos y se descoyuntan, adoptando las identidades ... que más convienen a su intransigente agresividad. Aquí no pinta nada el dos y dos son cuatro. La Covid es un buen ejemplo de eficacia mediante una habilidad que consiste en hacer el mayor daño posible, allí donde decide actuar. Ciertas personas que se infectan lo superan sin ni siquiera padecer síntomas. Otros salen adelante por los pelos, después de pasar mucho o poco tiempo hospitalizados. Los hay que, al vacunarse, escapan al contagio. Y algunos, aun cuando se vacunen, enferman. Es lo que hay.
Nos olvidamos, en cambio, de los que no ven la manera de sacudirse las secuelas. Pasan días y hasta meses soportando padecimientos. Como si la Covid hubiera decidido quedarse a vivir con ellos, no sabemos si para toda la vida. Van de acá para allá, a merced de todo tipo de síntomas (algunos de ellos incapacitantes), suplicando un diagnóstico que dé lugar a un tratamiento. Y, por lo que cuentan, no hay forma de obtenerlo.
Entre los dos extremos que son morirse o curarse, existe un cierto número de personas que permanecen en un continuo sufrimiento. Lograron salir de las garras del maldito bicho, pero no del todo. Es lo que llaman Covid persistente. Pero solo con ponerle nombre no se resuelve el problema. Hay que aportar algo mucho más rentable llamado remedio. Estos individuos, oficialmente sanos, sumidos en un 'sí, pero no', requieren una mayor atención del sistema sanitario. Comoquiera que se les tiene por mal curados, intentan hacer vida normal: acudir al trabajo, cuidar de los hijos y procurarse también algo de asueto. No están en la UCI, ni siquiera en planta. Sin embargo, no se aguantan ni a ellos mismos, por la sencilla razón de que su salud hace agua.
Este no saber qué les pasa, ni por qué, ni cuál sería el remedio les acaba añadiendo nuevos males, como son los neurológic os. El calvario que tienen que soportar pudiera ser incluso mayor que el de los pacientes de Covid hospitalizados, atendidos por médicos y enfermeras.
Son sufridores erráticos, víctimas de una aberración sanitaria.
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