Cebolleta eres tú
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Una empresa de Lorca proyecta criarla fresca y de alta calidad¿Qué es cebolleta?, dices, mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul, / ¡Qué es cebolleta! ¿Y tú me lo preguntas? / Cebolleta... eres tú'.
Me ... alegra que la cebolleta...
–¿Se alegra usted sin más o se alegra infinitamente?
Bueno. Si hay que decidirse, es tal mi interés personal por la cebolleta que hasta diría que me alegro infinitamente. Aun cuando ello signifique sujetarse a la frase hecha, tan manida y tópica, que incluye el adverbio 'infinitamente'. Me alegra un montón. Hasta podría decir que me entusiasma, usando una tercera vía gramatical.
Cuando yo era pequeño, hace de esto un milenio, en mi casa reinaba la cebolleta. En la ensalada, a trocitos, por supuesto que sí. Pero también comiéndonosla a mordiscos, cuando se presentaba la ocasión. Esto último tenía lugar acompañando al arroz y bajocas, llamado también arroz y alubias. ¿Qué le añadía esta costumbre al plato principal? Pues lo primero de todo, amenidad. El arroz y bajocas, quieras que no, adolece de cierta sosería aburrida. Disfrutar de una cebolleta entera y pelada, pero sin pasarse...
–¿Cómo sin pasarse?
Digo sin quitarle a la cebolleta más capas de lo necesario. En realidad, con pelarle la primera, que es la más fina, es suficiente. Sobre todo si estás en tiempo de postguerra (como lo estuve yo mismo), y tienes que aprovechar hasta la última partícula de cada alimento. Por eso nos decía la superioridad: «¡Nene! ¡En la mesa no se deja ni una miga de pan!».
–O aquello de: 'Si se te cae el pan al suelo, recógelo y bésalo'.
Desde luego que lo haré. Siendo mayor he echado de menos la cebolleta. En la casa de uno y en los restaurantes. Parece como si, para encomiarla en su justa medida, tuviera que hacerlo un chef acreditado. Yo casi me había olvidado, por falta de uso, de tan singular verdura. Pero he sabido por el periódico que la empresa loquina Campolor está procurando obtener una cebolleta (acordarse de la Familia Cebolleta, tan tierna) libre de conservantes artificiales, fresca y de alta calidad. Más el hecho milagroso de que el Estado le ha concedido una ayuda para que, a no mucho tardar, la cebolleta brille como una bombilla encendida.
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