Cansera

No una, sino cuatro o cinco variantes del virus chino. Unos siguen opinando que 'se escapó' de un laboratorio. Otros no han dejado de sugerir que es cosa intencionada. Sobramos los viejos. Lo pobres de los países pobres se trasladan (soportando mil desgracias en el camino) adonde viven los ricos de los países ricos. En estos, no ya por los inmigrantes, sino porque las mejores economías se resienten debido a la 'situación Covid', aumenta el porcentaje de familias desasistidas. Sin embargo, a las minorías que poseen mucho, dos años de pandemia les ha cambiado ese mucho por muchísimo. ¿Cómo se explica? A la clase media baja le caen encima dificultades añadidas (una inflación como hace treinta años) para superar la jodida cuesta de enero.

La cansera produce mal humor. El futuro no está nada claro. Menos aún si pensamos en el cambio climático, que está ocasionando ya desastres inéditos. El planeta se calienta más de lo debido. Y los ánimos también. A la hora de ir al médico, las infecciones Covid han incidido negativamente en la sanidad pública. Las listas de espera han pasado a ser todavía más escandalosas. Algunos se cabrean tanto que agreden a los sanitarios. La mayoría de ellos se está dejando la piel.

A todo esto, ¿cómo andan los de arriba? El simple hecho de aprobar un presupuesto lo tienen por un gran éxito. Imagine el lector cómo se pondrán de exultantes si consiguen aplicarlo medio bien. Dicen quienes nos mandan que debemos habituarnos a convivir con el virus. ¡Pues sí que nos asignan buen compañero de viaje! Como si fuera una gripe –dice Moncloa–, sabiendo como saben que no es lo mismo. Cuando comenzó la función, los primeros en morir fueron los ancianos resididos. A estas alturas (con tantísimos vacunados), siguen muriéndose en las residencias.

–¡Ponme otro whisky, Paco, aunque esta no sea la solución!