La aridez empieza por Murcia

La llamada Mesa del Agua pide que la Región sea declarada 'zona de emergencia climática' de la Unión Europea. Y lo hace porque padecemos grave riesgo de desertización. Eso significa que, ese polvo del Sahara que nos pinta de marrón con más frecuencia de lo deseable, lo vamos a producir nosotros mismos. No tiene ninguna gracia.

Estamos los de por aquí tan cercanos a Argelia, que más bien antes que después seremos tal que Argelia. Es lo que opinan los científicos. Se supone que, para impedir esto, habría que tomar medidas urgentes. Sobre todo los países que más dañan el clima con sus emisiones contaminantes. Dice también la Mesa que el Estado debería estar ejecutando ya obras hidráulicas, 'que garanticen el acceso al agua en condiciones de igualdad, entre ellas el precio'.

No son ganas de dar el follón. Y menos aún con las sucesivas danas que venimos soportando. Si no se hace nada, corremos el riesgo de que finamente acabe presentándose el lobo, como en el cuento. Esta Región nuestra aún verdea, afortunadamente hablando, pero se corre el riesgo de que pasado un tiempo se nos vuelva del todo parda. Árida de toda aridez. Y No podremos producir tantas frutas y verduras como ahora. Hasta pudiera ser que ninguna fruta, ni verdura. Si no fuera porque se trata de un asunto que no debemos tomar a broma, diría que incluso nuestra vestimenta deberá cambiar. Y la nueva sería lo más parecida a la de los beduinos del desierto, para soportar la inclemencia del ambiente.

Los hay, también en esto, negacionistas. No aceptan que en el futuro podamos ir a peor. Admito que, para mucha gente, estas situaciones venideras (una Murcia desértica, vaya) no tengan ningún efecto. Pero las advertencias de quienes investigan sobre lo que llegará después son tozudas. Con la pandemia se ha visto que la sociedad actual, alegre y confiada, que dijo Benavente, no parece estar por la labor de protegerse a sí misma.