Secciones
Servicios
Destacamos
De patriotismo, andamos bien servidos los españoles. En mi opinión, sin embargo, en esto del patriotismo, se plantean tres cuestiones:
1. Nadie debería intentar monopolizar ... el patriotismo. Por ser de derechas, no se es más patriota que uno de izquierdas. Y la radicalización no otorga un plus de patriotismo, en relación a los moderados. Porque no se trata de emocionarse al oír el himno nacional. Es algo más profundo, y común a todos nosotros, porque está más allá de cualquier ideología.
2. Todos los patriotismos son respetables. El europeo, el español, o el de la patria chica. No deberíamos permitir que ninguno de ellos sea menospreciado. El nacionalismo vasco y el catalán, por ejemplo, hablan con orgullo de sus respectivas patrias. Sin embargo, denuestan, desprecian o ridiculizan el patriotismo español. Ellos se esfuerzan por defender y generalizar su cultura, sus costumbres, su lengua, su literatura, su arte. Imponen la enseñanza en su idioma, y consideran un mérito hablar el vascuence o el catalán en los concursos de acceso a la función pública. Pero, por el contrario, no respetan el patriotismo español. Lo tachan de retrógrado, de ser un estandarte propio de una derecha arcaica y nostálgica del franquismo. Y, a mayor abundamiento, consideran que los patriotas españoles actuales son los herederos de quienes supuestamente oprimieron y aherrojaron a los pueblos vasco o catalán. «España nos roba», dicen los catalanes separatistas, y esgrimen datos económicos totalmente falseados que llaman «balanzas fiscales», para demostrar que los catalanes pagan más al Estado de lo que reciben. Y prohíben las corridas de toros, no por una especial sensibilidad animalista, sino porque huelen a España. Y tratan de impregnar la educación pública y la cultura oficial de odio a España.
3. Hay, pues, que reivindicar el patriotismo español, pero destacando su sentido profundo, evitando incurrir en un patrioterismo simple y demagógico. Se trata de una batalla lingüística y cultural, en la que los patriotas españoles tenemos que dar un paso al frente. Pero sin histrionismos ni hipérboles.
Ante todo, hay que destacar que el patriotismo español es, como cualquier otro patriotismo bien entendido, un sentimiento legítimo, digno y elogiable. Consiste en el orgullo de pertenecer a una comunidad política que se llama España. España es sus tierras, sus ríos, sus mares; sus montañas y sus valles; sus llanuras, sus costas y puertos. Y es su gente, sus costumbres, su forma de ser, su forma de vivir, que tanto se parecen entre sí. Nuestro patriotismo es el orgullo por nuestro pasado común, por todas esas grandezas y miserias, victorias y derrotas que vivieron todos nuestros antepasados. Es el orgullo por todo lo que somos actualmente, y por todos nuestros logros. Es el orgullo por nuestra Sanidad, por nuestra Seguridad Social, por nuestras escuelas y universidades; por nuestros museos, nuestra carreteras, nuestros ferrocarriles y aeropuertos; por nuestras ciudades y nuestros pueblos; y por nuestro sistema tributario, y por nuestra democracia, y por todas las instituciones que hemos ido construyendo entre todos durante años, con mucho esfuerzo, con mucho sacrificio y con muchas aportaciones, nuestras y de nuestros antepasados; es nuestra memoria histórica; es el orgullo por haber sabido superar nuestros enfrentamientos... Todo esto, y mucho más, es el patriotismo español. Un sentimiento digno y noble, que nos honra a todos como personas y como sociedad. No es un patriotismo irracional ni grosero. Se trata de un sentimiento limpio que merece ser respetado por todos. También por los que se quieren separar de España.
Pero es que, además, en segundo lugar, habrá que decir que el patriotismo español no es identitario ni excluyente. Sentirse orgulloso de ser español no es incompatible con sentirse orgulloso de ser catalán, o vasco, o gallego, o andaluz, o murciano. Todo lo contrario: el sentimiento de pertenencia a una comunidad regional o local es una forma muy digna de sentirse español. Como tampoco es incompatible con el sentirse europeo. Ser español es un modo muy serio de sentirse europeo.
Y yo creo que esto es precisamente el problema que tienen los separatistas vascos y catalanes. Se han empeñado en que, para ser un buen vasco o un buen catalán, hay que serlo en exclusiva, sin ninguna otra afección o patriotismo. Y resulta que la realidad no es así. Según las encuestas, la mayoría de los ciudadanos que se sienten catalanes o vascos, se consideran al mismo tiempo también españoles. Están orgullosos de ser vascos o catalanes, pero al mismo tiempo también lo están de ser españoles. Mas aún, en las encuestas responden que quieren seguir siendo españoles.
En mi opinión, los separatistas vascos y catalanes deberían aceptar esta realidad, dejarse de ensoñaciones, y terminar de una vez la guerra cultural contra el patriotismo español. Y yo añadiría otra reflexión: todos los separatistas vascos y catalanes deben ser conscientes de que todos, absolutamente todos, los patriotas españoles consideramos que Cataluña y el País Vasco son parte esencial de la unidad de España, y que, en consecuencia, somos millones los que no imaginamos una España en el futuro sin Vascongadas y Cataluña. Y actuaremos en consecuencia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.