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Si algo define hoy a las empresas familiares es la fuerza de lo que compartimos. En un mundo cada vez más fragmentado y complejo, nuestra ... mayor ventaja competitiva es la capacidad de estar unidos por un propósito común: la visión de construir un futuro sostenible, con arraigo territorial y compromiso social para continuar contribuyendo a ser un pilar del estado de bienestar.
En un contexto de incertidumbre, las empresas familiares y las familias empresarias nos mantenemos firmes en los valores que nos han permitido trascender y ser uno de los grandes motores económicos y sociales de nuestro país. Somos actores clave en la creación de empleo, la generación de riqueza y la estabilidad de nuestras comunidades. Todo ello sin perder de vista que representamos a la mayoría del tejido empresarial en nuestro país y en nuestra región.
Más allá de los números, que dicen mucho, nuestra verdadera fortaleza está en la colaboración. La coordinación creciente entre las asociaciones territoriales y con el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) es hoy más sólida que nunca. Este esfuerzo colectivo nos permite no solo defender con mayor eficacia los intereses de nuestras compañías, sino también impulsar la cultura de la empresa familiar y ser interlocutores válidos ante la administración pública local, autonómica y central.
En la Región de Murcia, esta interlocución es especialmente fluida. El Gobierno regional ha demostrado sensibilidad hacia nuestras demandas, con medidas concretas contempladas en la ley de Sucesiones y Donaciones, además de otras iniciativas como el Cheque Relevo o la jornada Avanza, que cumple ya la quinta edición.
Pero también lo hemos hecho en el ámbito estatal, de la mano del IEF, para que se reconozca el carácter especial que tenemos a la hora de aplicar la norma de paridad en nuestros consejos de administración, ya que no podemos decidir cuántos hombres o mujeres hay en nuestras familias.
Por definición, pensamos en el largo plazo. Esta mirada es clave para garantizar la continuidad a través de los procesos de sucesión, uno de los principales retos a los que nos enfrentamos. Pasar de una generación a otra no es un simple trámite administrativo, es un ejercicio de responsabilidad y generosidad, donde lo importante es mantener intacto ese propósito común que da sentido a la empresa y la conecta con su entorno.
Hoy, además, formamos parte de un movimiento más amplio que trasciende fronteras. En España y en Europa, el sector está más coordinado que nunca. Las exigencias que compartimos –como la defensa de la competitividad, la sostenibilidad o la reducción de la excesiva regulación– nos unen y nos dan fuerza para afrontar los retos globales. Porque el objetivo no es sólo garantizar la viabilidad de nuestras empresas, sino también proteger el bienestar de las generaciones futuras.
Esta unión se hizo visible en la reciente reunión de presidentes de las asociaciones territoriales y del Instituto de la Empresa Familiar, que, por primera vez, se celebró en Murcia. Un reconocimiento al trabajo de nuestras empresas y al dinamismo de un territorio que ha sabido conjugar tradición e innovación. Durante el evento, se inició la redacción del Libro Blanco de la Empresa Familiar, un documento estratégico que marcará la hoja de ruta para fortalecer el tejido empresarial en los próximos años.
Entre los retos que tenemos por delante, uno de los principales está en la captación y retención de talento. Necesitamos crear entornos atractivos para las nuevas generaciones, para que vean en la empresa familiar no solo una opción profesional, sino un proyecto de vida. Aquí las cátedras de empresa familiar desempeñan un papel decisivo. En la Región de Murcia contamos con ejemplos de referencia como la Cátedra Mare Nostrum y la de la UCAM, que contribuyen activamente a divulgar el valor de la empresa familiar y a formar a los líderes del mañana.
Pero no podemos olvidar el contexto en el que operamos. La situación internacional está marcada por tensiones geopolíticas, dinámicas proteccionistas y una inflación que condiciona la capacidad de inversión de nuestras empresas. A esto se suma una regulación europea que, en ocasiones, amenaza con restarnos competitividad frente a otros mercados. No obstante, las empresas familiares hemos demostrado que somos resilientes y que, gracias a nuestra visión a largo plazo, podemos superar incluso las coyunturas más adversas.
Las empresas familiares murcianas, al igual que las del resto del país, no somos meros actores económicos. Somos custodios de un legado y de un proyecto colectivo que apuesta por el territorio, por las personas y por el desarrollo sostenible. Por eso, desde Amefmur, reafirmamos nuestro compromiso de seguir construyendo una Región de Murcia y una España de oportunidades, donde la estabilidad y el crecimiento se basen en la colaboración y el diálogo. Animo a todas las compañías familiares regionales a que sean protagonistas y se incorporen a la asociación. Porque si algo nos une, es precisamente la convicción de que juntos somos más fuertes.
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