La visita de los ultracuerpos
Espejismos ·
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Son cuatro gatos pero reciben el trato de interlocutores del pueblo. Reuniones a puerta cerrada con sus representantes sustituyen a la participación ciudadanaLa llamo visita porque, si contamos con los dedos, para invasión no dan. Tampoco es que se estén reproduciendo por esporas ni poniendo vainas bajo ... las camas, como en la escalofriante peli de Dan Siegel (1956). La analogía no es, tengo que reconocerlo, perfecta, porque además los ultracuerpos que pululan por nuestra Región ni siquiera emiten desgarradores chillidos alienígenas cuando abren la boca. En lugar de eso se te sientan en el sofá y preguntan «¿Qué hay de lo mío?». Ultras, eso sí, lo son un rato largo.
Fijaos por ejemplo en Los Artistas Anteriormente Conocidos Como Cierran Mi Barrio. Un grupúsculo de comerciantes enfadados por las nuevas restricciones al coche en su zona se organizan contra el plan de movilidad. El asunto no habría pasado de lo anecdótico, como lo que montaron en su día en Cartagena los tenderos de la Calle del Carmen durante su peatonalización, pero estos llegan en el momento y el lugar oportunos, y al candidato Ballesta le conviene en periodo preelectoral alentar un 'movimiento ciudadano' opuesto al proyecto estrella del alcalde Serrano. Claro que ponerse del lado de los comerciantes implica dar un giro de 180º en su propio discurso sobre movilidad, pero ey. El plan pasa de ser «un plagio descarado del nuestro» a una especie de gulag liberticida. Concejales estrella empiezan a desfilar junto a los ultracuerpos en sus manifestaciones. Todo marcha. ¿Todo marcha? Vox también espabila y empieza a emitir en la misma sintonía, convirtiendo la pasada campaña a las municipales en una especie de competición cochista entre Gestoso y Ballesta, quien llega a prometer la derogación completa del Plan de Movilidad y no sé cuántos párkings subterráneos. Y en esas estamos en el Barrio. Por suerte, por aparecer en el momento justo, por saber moverse en la pantanosa frontera entre una derecha y la otra y, sobre todo, por ejercer de coyotes para hacer cruzar votos, un grupo de ultracuerpos sentados ahora mismo en el despacho del alcalde le preguntan «¿qué hay de lo mío?» todos los días. Son cuatro gatos pero reciben el trato de interlocutores del pueblo. Reuniones a puerta cerrada con sus representantes sustituyen a la participación ciudadana, y con cada modificación del Plan que negocian con Ballesta (ya ha reabierto al coche el Puente Viejo, anulado el nodo de transportes, retirado los carriles bus de la calle Floridablanca y Espinardo y paralizado las obras de la carretera de Alcantarilla) aumenta el peligro de vernos obligados a devolver millones y millones de euros.
Como buen hijo de modista (y marxista), sé bien que detrás de todo hay un patrón. Otro ejemplo: la Fundación Ingenio (sic). Una agencia de relaciones públicas, al servicio de la agroindustria regional, creada a toda prisa en 2020, tras la mortandad masiva de 2019 que puso al Mar Menor en portada de la prensa mundial. Vistas las orejas al lobo, empiezan a emitir negacionismo extremo sin cuerda: la culpa del ecocidio hay que buscarla en otra parte, no es necesario legislar ni regular vertidos, el sector está tan limpio como el culito de un bebé. En un momento en que la sociedad murciana está en shock ante la agonía de su ecosistema más emblemático, subirse al carro del nitrato parece una chaladura, pero de nuevo se cumplen las condiciones óptimas para la proliferación de los ultracuerpos. Su discurso galvaniza a las derechas, así que la competición de negacionismo está servida, bien por inacción (la que hizo tristemente famoso al ya exconsejero Luengo) bien por entusiasta comunión. 'Riega' fue lema de campaña de Vox en las pasadas generales. Sumémosle a eso la aritmética parlamentaria del 28-M y la necesidad de Feijóo de verse apoyado por los hombrecillos de verde en su intento de investidura, y ahí está el candidato del Ingenio ocupando nada menos que la vicepresidencia de la Región. ¿Pueden las arcas municipales de Murcia asumir el enorme agujero financiero causado por la fiebre cochista de un puñado de ultracuerpos? ¿Y puede el Mar Menor aguantar cuatro años de Gobierno negacionista PP-Vox? «¿Qué hay de lo mío?» en la Glorieta, en San Esteban y en la Asamblea Regional. Hay cierto debate entre los amantes del cine de ciencia ficción sobre cuál es la mejor versión de 'La invasión de los ultracuerpos': si la original de Siegel, la de Philip Kaufman o la de Abel Ferrara. No sabría decantarme (aunque ese Donald Sutherland chillón de la setentera aún sale en mis pesadillas), pero sí tengo claro que la que da más miedo es la actual. No, no me refiero a la de la Kidman con Daniel Craig (Oliver Hirschbiegel, 2007), menuda ordinariez. Me refiero al aquí y al ahora. Región de Murcia, 2023.
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