Verano Simca
Espejismos ·
El filtro 'glamour' de las redes sociales deja fuera de la pantalla las castizas vivencias de este tipo de veraneo portátilSecciones
Servicios
Destacamos
Espejismos ·
El filtro 'glamour' de las redes sociales deja fuera de la pantalla las castizas vivencias de este tipo de veraneo portátilEstas vacaciones he visto cosas que no creeríais. No, nada de naves en llamas ni rayos C ni pijos en vinagre. Gente prestándose cosas. Toallas ... tendidas hasta de los cables de alta tensión. Señores dándose la receta del pollo al chilindrón de váter a váter. Vamos, que me he venido a un camping. Al de Bolnuevo, concretamente. Todos esos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia. Ha llegado la hora de volver a Murcia.
Pero, ¿y por qué no lo ibais a creer? ¿Cómo que esos momentos se perderán? ¿Qué tienen de irrepetible dos semanas en un camping? Pues que nada de esto sale en Instagram. Un campo de fuerza nos impide subir a redes nuestra vida entre barbacoas, caravanas y viajes a los baños. El filtro 'glamour' de las redes sociales deja fuera de la pantalla las castizas vivencias de este tipo de veraneo portátil. Puestas de sol frente al mar sí, todas las que quieras. La Quechua que te espera para la siesta no, que se ve que quita puntos.
Pero creo que en el fondo nos gusta. Lo de no ser observados, digo. Con una ocupación en agosto que triplica la población censada de la pedanía (que apenas sobrepasa los mil vecinos), la invisibilidad nos sienta bien a los campistas. Es el 'Verano Simca' (-miseta). Bañador, bikini, chancletas y pareo como uniforme oficial. Si se te ocurre ponerte un polo, la gente te trata como si fueras de la secreta. Con los náuticos pasa igual. Pero tampoco nos flipemos. De comuna hippy no tenemos nada. Hacemos barbacoas muy por encima de nuestras posibilidades, eso sí con pocos complejos. Tal vez no todos conozcamos las modernas tendencias 'body positive', pero que me aspen si no las practicamos alegremente. Todos los días son el día del orgullo cuerpoescombro. Y oye, pues ni tan mal.
Compartir baño, vajilla y hasta programa de la tele con tus vecinos es algo a lo que te acostumbras enseguida. Al tercer día ya estás soltando 'que aproveche' a un lado y otro como una ametralladora. Al cuarto le aceptas una croqueta a la señora tan maja que has conocido en Aquagym. Al quinto le llevas un táper de pisto para no ser menos.
Estos días en que se habla tanto de huella ecológica me gustaría saber calcular las emisiones que ahorran los tres mil y pico currelas con los que estoy veraneando. Ese futbolista que se traslada a Riad en un 747 privado o esa princesa que va y viene todos los días de Madrid a Zaragoza en un helicóptero de carga no saben mucho de nosotros. No creo que pierdan tiempo preguntándose cómo será la vida de esas personas que en un año solo producen cinco toneladas de CO2. Pero aquí estamos, en clase de Zumba junto a la piscina. Una piscina, sí. Para los tres mil. disponemos de menos unidades de piscina que el célebre magnate del fiambre, cuyo palacio de verano se halla a pocos metros, calle arriba.
¿Estoy escribiéndole una declaración de amor a un camping español? Estoy escribiéndole una declaración de amor a un camping español. Procedo a cambiar mis objetivos vitales por este otro: que alguien me dé una beca para irme un año a un cámping español a escribir una novela. Hay otros mundos, pero están en este, donde a semejanza de cualquier barrio popular o de nuestra selección femenina de fútbol, no todo el mundo es blanquito ni habla el mismo idioma, pero si te pasan por al lado a la hora de comer, el «que aproveche» te lo llevas. Hay una historia por parcela, pero mi favorita este año es la de esa personica adolescente de pelo corto que leía en una hamaca el libro de Alana S. Portero mientras su familia la llamaba con el parchís puesto. ¿Lorena no juegas? Y a mí me gustaría poder escribir la continuación del relato, contar en alguna parte que para cuando Lorena se sienta han pasado unos pocos años y ya no se llama así, pero la partida la acaba ganando hartándose de matar, y no se pica ni su hermano.
Con todo, lo que más me gusta y relaja del camping es no tener que encontrarme a mí mismo. O bueno, igual un poco sí, pero me hallo enseguida ya que siempre estoy tumbado en la playa con unos Risketos en una mano y un quintico fresco en la otra. Qué descanso, no tener que entrar en contacto profundo con la naturaleza ni vivir experiencias que me cambien la vida. Imagínate subir fotos con las pandillas de críos en bici que proliferan por aquí diciendo «míralos qué felices son aunque no tienen nada». ¿He vivido el mejor verano de mi vida? Y yo qué sé. Qué más dará. Es solo camping. Pero me gusta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Descubre la fruta con melatonina que te ayudará a dormir mejor
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.