Chocolate aguado
Espejismos ·
El verano azul verdoso como una playa del Mar Menor que venía clarísimo en las encuestas se ha convertido en un intrincado arcoíris parlamentarioSecciones
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Espejismos ·
El verano azul verdoso como una playa del Mar Menor que venía clarísimo en las encuestas se ha convertido en un intrincado arcoíris parlamentarioSiempre que me siento ante el teclado, justo antes de empezar este espejismo semanal, os miro por un agujerico. Un agujerico metafórico, no os preocupéis. ... Que os visualizo, quiero decir. En mi cabeza estáis: la mar de guapos, claro. Haciendo cosas de domingo, desde la resaca hasta el aperitivo, desde el carrusel deportivo hasta la cena a domicilio, desde la bici mañanera a la comida familiar, desde el asado a la paella y vuelta a empezar, pero siempre, eso sí, con LA VERDAD entre las manos. Primero os veo, después me pongo a montar esta pieza que entrego el jueves. Y mira que llevo años de juntaletras, pero cada semana deseo que pasen rápido los días, para encontrarme con vosotros.
Y hoy os veo descansando, evidentemente. A ver qué se puede hacer en la Región un 30 de julio, domingo. Y más después de la vorágine electoral del año que llevamos, el desaforado vociferio y el grano grueso (más bien grosero) de las dos últimas campañas. Os noto en la mirada que no os cabe una chapa intensita más. Y pardiez que la tenía preparada. La resaca de las urnas ha dejado multitud de cebos (a veces humanos) a opinólogos y plumillas como yo. Yo quería subir el volumen al 11 para cantaros a voz en grito una tonadilla celestial. No todos los días ve uno desplomarse a su partido de ultraderecha de referencia. Con la cara de Abascal del domingo pasado he compuesto estos días un poema épico, un Cantar de Roldán, una Epopeya de Gilgamesh, un Rey Mono. Pero la vuestra me ha disuadido de sacarme el megáfono. En esta vida, dejó dicho don Michi Panero Parera, se puede ser de todo. Menos un coñazo. O dicho en cuqui: empatizar con el hastío. Respetar el descanso de los vecinos, vaya.
Desde la playa, el campo, la piscina o simplemente delante del ventilador, a la gente le llega la murga política como a través de una almohada. Votamos una cosa en mayo y la contraria en julio y es posible que el hartazgo haya jugado un papel importante por debajo del radar. La acumulación de campañas provoca un efecto histamínico, una alergia a las grandes palabras y a las simplificaciones en mayúscula, un descreer. La cantinela del antisanchismo ha caducado como un yogur abierto en el baño de un gym. El nacionalismo intensito de los hombres de verde nos ha dado más pereza que el último disco de José Manuel Soto. También en Cataluña la estelada unilateral ha dejado de guiar al electorado. El verano azul verdoso como una playa del Mar Menor que venía clarísimo en todas las encuestas de medios conservadores se ha convertido en un intrincado arcoíris parlamentario. La sociedad española prefiere las cosas liadas y el chocolate aguado. O al menos las prefiere a meter a la ultraderecha en el Gobierno. Una vez desechada esta, que nos echen un galgo. Estamos de vacaciones, señores políticos. Pónganse de acuerdo entre sus señorías. Suéltennos el brazo.
Sí, claro que soy consciente de que López Miras sigue sin encontrar la fórmula de investidura y de que Antelo y él están todavía tirándose de los pelos por no sé cuántos sillones. Desde mayo con la cansera, que se dice pronto. Amenazan con volver a llevarnos a votar un miércoles de octubre entre acusaciones mutuas y golpes de pecho, pero asistimos a todo eso un poco como cuando te pones el documental de La2 para echar la siesta. Los rituales de apareamiento de las morsas de Canadá. De esto que ves los primeros colmillos y ya sabes que en cinco minutos estás durmiendo. No debería decirlo, porque ya se sabe que al enemigo no hay que distraerlo cuando se está equivocando, pero como sigan con esta peleíta barra campaña hasta octubre puede que los murcianos y murcianas les agüemos el chocolate. Por cansinos e intensitos.
Que no se me malinterprete. Claro que me alegro de que se hayan sacado el sable. De no ser así ya tendríamos a ese señor alargado –y su patatica de menos– de vicepresidente de la Región, con no sé cuántas consejerías en manos de sus allegados y el Mar Menor de desagüe. Pero, ¿cuánto puede durar este culebrón? Si había que sacar la carta antifascista, ¿no habría sido mejor sacarla antes de formar más de 140 gobiernos autonómicos y municipales PPVox? ¿Antes de poner en manos ultras nada menos que cuatro concejalías en Molina de Segura? Sí, claro que hay una explicación detallada superinteresante. Contadnos, contadnos, que estamos expectantes. Pasadnos ahí una buena rueda de prensa. O mejor, una nota de voz.
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