Vox: a veces llegan cartas

Mentiras. Vayamos al documento que, para hacértelo fácil, no tiene desperdicio. Se queja de haberse creído las mentiras de Antelo y de Rubén Martínez Alpañez (a quien el entorno del árbitro cartagenero califica de «gran muñidor» del partido), se autocalifica de «tonto útil» para «lavar» la imagen de Vox, recuerda las promesas incumplidas de Antelo ya anunciadas públicamente en la rueda de prensa de su presentación, de un partido convertido en una agencia de colocación de amiguetes («una jauría del quítate tú para ponerme yo»), de grabaciones de «unos a otros» (sic), irregularidades internas e injustos tratamientos con nombres y apellidos.

Por lo visto, leído y escuchado a Alonso, se le prometió ir de candidato al Ayuntamiento de Cartagena y más tarde un puesto de salida en la Asamblea Regional. Promesas incumplidas. Nada nuevo en política de quienes venían a cambiar la política.

Salinas. Capítulo aparte en el relato epistolar del exárbitro merece la figura del que finalmente fue candidato voxero a la alcaldía cartagenera, Diego Salinas. Le hace un traje en la postal, ya te digo. Desde un presunto 'currículum engañoso' con licenciatura «que no tiene» hasta sus maniobras para desalojar a la escritora Lola Gutiérrez de la lista, pasando por percepciones económicas en un cargo, el de portavoz municipal, que, según Alonso, Salinas no ejerce sino otro compañero de grupo. Alonso argumenta que Vox sacó cuatro concejales por la marca y que el partido apenas dispuso de treinta apoderados en toda Cartagena. Vamos, desbandada. El fichaje de Garre como «florero» acompañado del aterrizaje en la lista de una excompañera suya en Somos Región con polémica trayectoria en otros partidos, ocupa otra amplia y jugosa parrafada en el pliego de cargos de Gómez López. Tampoco es cuestión de entrar en más detalles, pero luego se extiende sobre los comentarios y maquinaciones de una tal Beatriz sobre la forma en la que Antelo accedió a la presidencia, las vinculaciones de Alpañez con la UCAM, las andanadas contra el conocido restaurador Paco Morales… y así hasta acabar calificando al Vox actual como «un cortijo» con «marionetas de Madrid».

Preguntas. Cuando mi enano infiltrado me sigue leyendo el despacho, le pido que se detenga en algo que destapa mi curiosidad. El capítulo de fichajes fallidos en Cartagena: el arqueólogo e historiador Iván Negueruela, el periodista deportivo de Onda Regional Juan Pedro Hurtado y el presidente de «Cartagena por la Caridad», Matías Barco. Fichajes frustrados que sumar al del expresidente de Hostecar Juan José López que, según Alonso, se estropeó porque Antelo Antelini y Alpañez lo filtraron a su 'periódico amigo' antes de tiempo.

Como tampoco es el caso, insisto, de transcribirte un texto demasiado extenso para el espacio del que esta sección dispone, sí termino dejando algunas preguntas sin respuestas que me rondan el caletre después de leer y escuchar tanta intrahistoria del partido verdoso. Y como preguntar no es ofender, allá voy: ¿el consejero de Fomento está casado con una concejal del Ayuntamiento de Murcia? ¿El abogado de Antelo podría haber situado a su mujer en la lista autonómica? ¿Es cierto el profundo cisma entre Antelo y Luis Gestoso, con este poniéndolo a parir en Madrid? ¿Qué hay detrás de la precipitada renuncia de cierta asesora del grupo municipal pese a tener asignado un sueldo anual superior a los sesenta mil pavos? ¿Qué contienen los audios de Carmen Menduiña a los que se refiere Alonso en su carta? ¿Cuál es el secreto mejor guardado de Leonardo, hoy en Vox, aquel litigante con Isabel Franco en su etapa ciudadana?...

Y al fondo, la aguja y el vinilo siguen su ruta: «Son cartas que te hablan de que en la distancia el cariño muere».