Para mear y no echar gota
Las cuatro esquinas ·
La 'feijoada' de Feijóo en las gallegas, la ausencia de Sánchez en Barbate, la apuesta desaladora del Gobierno y el zarandeo al coche de López MirasSecciones
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La 'feijoada' de Feijóo en las gallegas, la ausencia de Sánchez en Barbate, la apuesta desaladora del Gobierno y el zarandeo al coche de López MirasGota 1. Feijóo nos está acostumbrando demasiado a las 'feijoadas'. Entiéndase por 'feijoada' una metedura del quince, siempre en la recta final de una campaña electoral. Un imprevisto traspié. Una fallida decisión. Pasó en las generales con aquellas alianzas prematuras con Vox, con Abascal ... yéndose de la mui en Barcelona sin que ningún popular lo corrigiese, con aquella ausencia en el debate televisivo 2x1, con la lumbalgia que sonaba a cuento chino, con el absurdo relax tras un primer debate con Su Sanchidad que, en efecto, ganó el gallego pero que a la postre, no resultó suficiente. Y ahora, en plena recta final de las elecciones gallegas, donde España se juega su sello constitucional y Feijóo probablemente el mantenimiento de su liderazgo, vuelve de nuevo la torpedad, la impericia y el desacierto en vísperas de acudir a las urnas. Por lo visto alguien de su entorno convenció a Feijóo de que Puigdemont iba a filtrar en las horas previas a la votación ciertas pruebas de que populares e independentistas habían negociado la amnistía. Átame esa mosca por el rabo. Se reunió el sanedrín en la séptima planta de la calle Génova y y los sabios gurús que rodean al gallego decidieron, con Esteban González Pons a la cabeza, que lo mejor era hacer una voladura controlada del asunto. Alberto, anticípate y pincha el globo. No pensaron estos fenómenos de la estrategia política que ni a Sánchez ni a sus socios independentistas les convenía hablar de amnistía en la semana previa a que unos y otros fijen sus posiciones en el Congreso. Y allí se fue él solito a meter la amnistía, a admitir ante una grupeta de periodistas no afines, que el pepé, cuando negociaba la investidura de Feijóo, estudió la amnistía tras reunirse con Junts y que no estaba cerrado a indultar a Puigdemont. Los socialistas han tardado cero coma en enviar cartas a Bruselas para informar a los altos cargos de la Comisión Europa del «cambio de opinión» de los populares y para acabar de pintar el cuadro de pájaros tirándose a las escopetas, ahí tienes a Su Sanchidad acusando a Feijóo de mentiroso. Si no lo veo, no lo creo, compañero del meta. Perdona que te diga, para mear y no echar gota.
Gota 2. Y no será porque Sánchez no tiene puntos débiles en los que Feijóo podría entrenerse. Está muy bien que el presidente vaya a la ceremonia de los Goya y se divierta entre plácemes y piropos de la 'cultureta caviar', como la llaman los voxeros. Pero al día siguiente, a Barbate. A dar la cara ante un evidente caso de falta de medios en la lucha contra el narcotráfico. A dar la cara en Barbate porque un líder no puede escurrir el bulto y dejarle al discutido Marlaska todo el marrón. No vaya a ser que el ciudadano de a pie acabe pensando que a su presidente no le interesa una foto rodeado de guardias civiles que a la postre son los adversarios mas sólidos del independentismo quien aspira a erradicar al glorioso cuerpo de todos sus territorios. Es decir, para mear y no echar gota.
Gota 3. Pero es que, además, en plena sequía, Sánchez, cuya vicepresidenta sectaria, Teresa Ribera, la ministra del secarral, nos deja sin trasvase, se pasea por Torrevieja, nos anuncia su ampliación con instalaciones fotovoltaicas y nos restriega su apuesta por la desalación (nunca se olvide que es importante, pero como complemento no como fundamento). Sánchez, ya te digo, el adalid de la desalación mientras López Miras tiene y mantiene la desaladora de Escombreras parada y varada, paga a Florentino 32 millones de euros al año cuando por 80 se podría haber comprado en tiempos de PAS, siempre PAS, y del tito Vicente. Y encima nos dicen que la abrirán a tope para enviar barcos de agua a Málaga. O sea, para mear y no echar gota.
Gota 4. Esto del acoso y zarandeo del coche presidencial a las puertas de la Asamblea no es nada nuevo. Inadmisible, reprochable e injustificable. Pero nada nuevo. Te lo digo yo que lo he vivido en primera persona. Episodios similares los viví con Valcárcel en Cartagena, en Cieza y en las mismísimas puertas de San Esteban. A veces el liderazgo lleva implícito el riesgo. Y hay quien lo afronta por la directa. Yo no digo que todos los hagan. Pero Valcárcel se bajaba del coche oficial. Y se iba directo hacia los manifestantes. Y un servidor al lado. A riesgo de mamporro en el cogote. «Soy uno de los vuestros, les decía, ¿qué queréis? Mañana a las ocho os recibo en mi despacho». Y funcionaba, funcionó. López Miras no tiene culpa ni de la falta de agua ni de los abusos de la PAC. Si acaso, la ausencia de decisión para coger el primer avión y plantarse en el despacho del comisario europeo, como se hizo en otras ocasiones. Pero no es de recibo ese acoso bravucón y con gritos de consignas muy similares a las voxeras. Para mear y no echar gota. Y el que quiera entender, que entienda.
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