Borrar

Hará más de veinte años que, durante un mitin en Águilas, un aspirante político que al subirse al estrado se fue para arriba emitió un veredicto que hoy se antoja profético. «¿Sabéis la diferencia entre los socialistas y nosotros?», retó. «La diferencia es que ellos ... se pagan las putas con dinero público y nosotros ¡nos las pagamos con nuestra tarjeta!», y enarboló una propia, reflectante bajo los focos, para que no cupiese duda. La concurrencia de señoronas de provincias de todos los sexos casi muere en un hipido colectivo. Aquello no trascendió en los medios, no sé si porque no había medios presentes o porque los presentes eran muy de la causa. El caso es que aquel lejano político local llegó, sin saberlo, al fondo de la más palpitante cuestión nacional de ahora. El famoso escándalo del Tito Berni lo es no porque se fuese de señoritas en Madrid ('pajaritas', las llamaba don Santiago Bernabéu), sino porque cabe la sospecha de que todo aquello, las señoritas, cenopios, copas, whiskis, puros, hoteles, contratos a dedo, mordidas, ou yeah, fuese sostenido con dinero ilegítimo, el de los contribuyentes. Los patriotas que arriman el hombro, como los describe el presidente Sánchez.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Señor don Berni