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El tonto –en una deliciosa definición que creo insuperable– es aquel que se pone en un sitio de donde le pueden decir que se quite. Lo mismo de una silla de plástico que no ha pagado para ver el Entierro de la Sardina como en ... un debate electoral en la tele organizado por el Colegio de Periodistas de Murcia. A una candidata del partido Podemos para las próximas elecciones autonómicas la Junta Electoral, y también los periodistas organizadores del debate, le pidieron se quitase de delante de la cámara porque el turno para hablar correspondía a otra candidata de Más Región, que es un partido distinto de Podemos pero igual, o igual pero que no es lo mismo, o ambas cosas. La invitada a apartarse se negó, dado que la característica fundamental de toda persona que se pone en un lugar del que le van a decir que se vaya es reafirmarse, por creer que la superioridad moral tiene siempre derecho a todo y los demás, que no disfrutan de esa superioridad, no tienen derecho nunca a nada, ni a vivir. El debate se suspendió, por aquello de que uno no se puede poner al mismo nivel de según qué gente porque si bajas demasiado siempre te ganan, por entrenamiento. El que se pone en una silla del Entierro de la Sardina que no ha pagado tradicionalmente se da de hostias para no irse, y el único límite es policial. No iban a llamar a la policía en un debate de la tele. Al menos no de momento.
Ha sido noticia de alcance nacional, como las demás noticias murcianas del mismo pelaje sensacionalista, tipo lo de la parricida de Santomera. Vivimos un tiempo en que cada vez hay más gente que se sitúa en sitios donde en un mundo no descabalado se les diría que se quitasen. Pero hoy no solo no se quitan, sino que, cuando se les ruega amablemente, se reafirman. Perdone, esta silla está reservada. ¿Reservada? Fascista... ¿Que no me corresponde por protocolo oficial la silla para presidir un desfile? Pues me voy a colar como un punki y voy a okupar esa silla, siendo ministro, porque otra cosa es fascista. ¿Soy un ciudadano particular, autónomo y sin cargos judiciales que solo quiere vivir en libertad en este país, como cualquiera? Espera a que te ponga en un cartel del tamaño de ocho pisos con tu cara, promovido por un partido actualmente en el Gobierno de España... El país donde la única solución que va quedando para cualquier pequeña cosa que antes se daba por consensuada es la policial no va siendo un buen país para quedarse. El bueno de Mariano Rajoy (al que se puede acusar de unas cuantas cosas pero no de no ser un tipo para mi gusto incluso cabal de más) lo acaba de denunciar, y ha dicho más o menos esto por mitad de la barba: en el país hay hoy demasiados saltimbanquis con demasiada falta de urbanidad y maneras.
Y sin maneras no puede instaurarse ni siquiera el paraíso bolivariano en Europa, ese lugar presuntamente envidiable donde, según parece, a ningún tonto le pueden decir que se calle un rato o que se quite de donde le dé la gana, por mucho que no le corresponda.
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