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Puigdemont acaba de declarar que ha vuelto a Waterloo, pero yo creo que está en la cárcel, donde ha ingresado él mismo viendo que nadie ha tenido el más mínimo interés en meterlo ahí. La cárcel es el único sitio donde nadie haría como que ... lo busca, en el caso, claro, de que alguien hubiese querido encontrarlo. Algo que evidentemente no ha ocurrido.
La operación capturar a Puigdemont estuvo a un pelo de salir mal, es decir, encontrando alguien por accidente a Puigdemont. Ningún poder político catalán o del Estado lo deseaba, pero se juntó tanta gente para no buscarlo en Cataluña que, en un descuido, alguien podía atraparlo. Siempre hay algún idiota intentando hacerse el funcionario probo que cumple con su deber, el héroe. Nadie quiso darse por enterado de que Puigdemont estaba en un estrado ante un público multitudinario dando voces en el centro de Barcelona. Todos hicieron con Puigdemont lo mismo que los risibles miembros del Pentágono en la anticipatoria comedia de los hermanos Coen 'Quemar antes de leer'. Lo siguieron pero no lo detuvieron. Lo espiaron pero no lo detectaron. Pusieron a tantos en su búsqueda que también ordenaron al propio Puigdemont que colaborase en la batida. Esto es lo que pasa cuando al único al que le interesa que detengan a Puigdemont es a Puigdemont. Hizo lo humanamente posible para que así fuera, pero el Estado, los Mossos, los servicios secretos, todos, hicieron una excepcional labor para atrapar el aire. La cosa estuvo complicada, llegó un momento en que en Cataluña había tantos supuestos perseguidores que se amontonaban y llegaron a pedirle la identificacion a los postes de teléfono. Pudo ocurrir una desgracia en medio del lío y, por accidente, encontrar de verdad a puigdemont, quien se hubiese puesto él mismo con mucho gusto las esposas. Abrieron miles de maleteros de vehículos con un sudor frío, teniendo que de uno de ellos saliera un tipo peludo y sonriente exclamando a los agentes: «por fin, señores, ya empezaba a hacer calor...».
Por fortuna, todo acabó bien: la inmensa cadena de disimulos estuvo perfectamente engrasada y nadie encontró a quien no tenía bajo ningún concepto que encontrar. España funciona.
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