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Las dos leyendas más ridículas y persistentes del siglo XX fueron la posible existencia de un paraíso comunista, al que se llegaría a través del socialismo, y el monstruo del lago Ness. A estas alturas de siglo XXI estas habladurías continúan sugestionando a los incautos: ... hoy al supuesto paraíso de gregarismo perfecto se llega a través de la turra 'woke' de Disney o Netflix, que no es ya el «socialismo con rostro humano» sino con rostro sonriente, muy inquietantemente sonriente; y 'Nessie' sigue siendo al auténtico espíritu británico lo que la creencia en que el hombre nunca ha venido del mono al norteamericano. No sería Gran Bretaña si allí no siguieran emperrados en que tienen un monstruo. Ahora van a gastarse mucho dinero para detectarlo a través de drones. Y dice un periódico sobre los escépticos: «sospechan que detrás hay intereses turísticos». Y yo que sospechaba que detrás estaban los cátaros y la secta secreta 'El Yunque'.
A mí me pareció 'in situ', un año lejano en que estaba investigando este grave asunto, que, sobre la inexistencia del monstruo del lago Ness, casi tuve que certificar también la inexistencia del propio lago Ness. Como lago vale poco. Existen pantanos de Franco más sobrecogedores. Unas colinas suaves, burguesas e inofensivas como 'cupcakes' caseros lo rodean. El lago Ness es una atracción típicamente británica, y yo diría inglesa, a pesar de que esté en Escocia. Un centro de visitantes en medio de la nada donde sirven 'squash' de polvillos y lacios sándwiches de pepino, y donde puedes adquirir unos tubitos lacrados que contienen un agua amarronada presuntamente del lago, pero que por los posos podría provenir, low cost, del inodoro. Bebí un traguito de uno de ellos y la discusión sobre el origen todavía no se ha cerrado. Los británicos de la nada más evanescente hacen una atracción turística, como los fantasmas, que han tenido que multiplicarse en todas las casas para atender al turismo y paliar la crisis economica post 'Brexit'. Pero el caso de 'Nessie' es especialmente molesto, porque lo que uno encuentra es una especie de embalse largo, sucio y ventoso donde todo tiene el mismo misterio que el té aguado y muchos menos monstruos que en un programa de 'citas a ciegas' en la tele.
Y aún así, la existencia de 'Nessie' siempre ha sido más creíble que una vida mejor bajo el socialismo sonriente.
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