Borrar

Mi amigo Emilio, argentino que fue conocido en la prensa española durante la Transición como 'El chacal' (por lo escurridizo), ha muerto insospechadamente de viejo y en la cama dejándome una de sus posesiones más personales, que guardaré junto a la cartera de serpiente de ... mi abuelo Antonio. Me ha legado la boina roja con borla de oro que le regaló Sixto de Borbón-Parma, exaspirante al trono español, quien aún vive. El amigo, pese a su querencia por mantener la sombra, fue detectado, tras un bigotazo y Ray-Ban de lágrima, en la famosa tenida del 76 que se conoció como 'los sucesos de Montejurra', lugar sagrado de los carlistas, picnic donde hubo balacera con muertos. Él no puso a calentar, sin embargo, la 'chuleta de cordero' que siempre llevó bajo la chaqueta. Se dice que el hoy Rey emérito, que entonces tenía poder total sobre el país, sugirió a la Guardia Civil echar tierra sobre el asunto. Infinitas veces no tuvo ningún Rey que lo salvara, librándose de la ejecución sumaria o el atentado, en al menos tres continentes, solo por su olfato cánido y la casualidad. La casualidad me lo trajo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad La boina de Emilio