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El AVE que viene de Madrid arriba a la estación del Carmen y un extraño pasajero se asoma a la puerta: viste traje de mezclilla con chaleco, bombín, luce una barba recortada y se apoya en un elegante pero recio bastón. Parece salido de otro ... siglo. El desconocido se gira cuando un paisano que sale del tren, dice: «Vaya mierda de AVE, mira que dar un rodeo de 140 km...». «¿Y eso?», pregunta el misterioso desconocido llevado por la curiosidad. El paisano lo mira y contesta: «Fue cosa de Ramonlui y su partido, sobre todo del Uvas». El misterioso pasajero pregunta: «¿El Uvas?». «Sí, Bernabé, el de los antidisturbios, él y su partido se empeñaron en traer el tren por Alicante y así nos va».
«¡Recuerdo ese nombre!» –apunta el desconocido– «Apareció en otro caso que me trajo a Murcia, cuando investigué lo de los diputados desaparecidos».
«Coño, ¡si es usted Víctor Ros! Le recuerdo, ¿en qué quedó aquello?». «Quiá, fue una nadería, un tal Teodoro que se escondió en el váter cuando tenía que votar contra el Tasazo», contesta el famoso detective. El paisano estalla en una carcajada y sigue su camino. Entonces, el policía madrileño ve a alguien que le espera con un cartel con su nombre. Lo reconoce al instante por las fotos, es Pedro, de ANSE, un luchador incansable por el Mar Menor que le ayudará en su cometido. Tras las presentaciones de rigor se suben en el coche del naturalista y se encaminan hacia el Campo de Cartagena. «Me temo que este es un caso difícil» –dice el detective–. «Toda una laguna desaparecida, ¡y de pronto!». «¿Cómo?». Exclama Pedro García que parece sorprendido. El detective aclara: «Sí, me envían de Madrid porque el asunto es urgente. Andan muy preocupados. Después de que 630.000 ciudadanos firmaran la ILP y de que los dos partidos mayoritarios decidieran sumarse a la iniciativa ha ocurrido algo muy extraño. En Madrid no se lo explican».
«¿Y qué ha pasado...?», pregunta Pedro con curiosidad. «¡Que tanto el PSRM como el PPRM han dejado de hablar del tema! Fíjese, andaban tan preocupados, tan comprensivos... Parecía que era uno de los temas que más les preocupaba y que capitalizaría la campaña electoral, y de pronto... nones... ni se habla. En Madrid creen que debe ser porque el Mar Menor ha desaparecido. ¡Volatilizado! Y han acudido, cómo no, a la Brigada Metropolitana. Así que aquí me tiene, a buscar dónde está el Mar Menor que parece haber desaparecido», Pedro sonríe y para en la Venta del Puerto para almorzar con el detective. Con la tripa llena y tras tomar un par de asiáticos continúan viaje hasta Los Urrutias donde hace que el detective se descalce y se acerque a la orilla.
«Pero... no lo entiendo... Si sigue aquí... no ha desaparecido...», dice el detective pensando en voz alta. Al momento, el cieno que remueven sus propios pies hace que se tape la nariz y ponga cara de asco. «No entiendo –sigue hablando solo– si todos los días escucho un anuncio del Miteco que dice que han invertido 480 millones de euros con una frase que dice Mar Menor te mimo. Y en cambio, el mismo partido, aquí, el PSRM, solo habla del Trasvase. Y el PPRM, también... y por más que lo parezca por el silencio cómplice de los dos partidos, el Mar Menor no ha desaparecido, sino que sigue aquí y, por lo que veo, en mal estado». Pedro, viejo luchador por la laguna, sonríe con aire taciturno. Entonces el detective pregunta: «Pedro, ¿si los dos partidos firmaron la ILP por qué ahora no hablan del Mar Menor? ¿Y por qué no paran de pedir más agua, más Trasvase? Si el origen del problema fue, precisamente, esa infraestructura. No lo entiendo. Además, una cosa está clara, voy a informar en Madrid de que, aunque lo parezca por el silencio de los dos grandes partidos murcianos, el Mar Menor ¡sigue aquí!». Pedro vuelve a sonreír no sin cierta amargura. El detective, hombre racional que necesita saber el porqué de las cosas, insiste: «¿Y cómo es posible que ninguno de los dos partidos hable del mayor impacto de la UE, que ni mencionen los nitratos?». Pedro alza los brazos y señala dos ridículos carteles que hay detrás de él. Víctor Ros, ahora sí, cae en la cuenta y exclama: «¡Claro, estamos en campaña electoral y quien manda, manda! Tengo que salir para Madrid inmediatamente e informar a los del Miteco».
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