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Demasiado perro

Perversión II

Ya no es el PSOE. No existe. Existe un partido sin autocrítica, al servicio del maravilloso líder apoyado en unos cuadros de bajísimo nivel

Viernes, 5 de julio 2024, 00:07

Hace dos semanas, en esta misma columna, sentamos las bases para hablar de la perversión del lenguaje en política. Algo más que peligroso porque primero formulamos los pensamientos, luego estos se hacen palabras y luego, las palabras llevan a los hechos. Por eso, aceptar como ... bueno el lenguaje perverso, maleado, engañoso, manipulador, pérfido, es el primer paso para que los totalitarios ganen. Ejemplo, aquella época en que algunos aceptaban el término 'conflicto vasco' en lugar de 'hay un grupo terrorista matando y extorsionando'. Pedro Sánchez no es un demócrata. Lo demuestra la forma en que, manu militari, gestiona su partido. Una formación que fue socialdemócrata y que se ha convertido en una estructura cesarista en la que él decide qué, cómo y cuándo se hace. Ejemplo: cuando se presentó en el Congreso y decidió, unipersonalmente, cambiar la estrategia con respecto a nuestros dos vecinos norteafricanos, ni disimuló: decía «he decidido», «he llegado a la conclusión»... etc. Que en su partido le aguanten eso, vale, pero el resto de ciudadanos ni tenemos por qué ni nos da la gana comulgar con ruedas de molino y asentir ante las cacicadas de este narciso obsesionado con el poder. Somos ciudadanos libres de la UE y no vamos a consentir esto.

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