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El otro día leí un artículo de Ignacio Varela, probablemente el mejor analista político en activo, en el que decía que Pedro Sánchez era un presidente tapón. ¿Qué quería decir con esto? Pues que es un presidente quemado, sin mayoría suficiente para gobernar, pero que ... está ahí, a duras penas sostenido por la extrema izquierda y los indepes para evitar, como sea, un gobierno de derechas. Y tiene razón. Una vez comprendido esto, se entiende cómo estamos y por qué Sánchez fue investido por Puigdemont a cambio de la amnistía y ahí acabó la cosa. No hay, como dijo al principio el partido sanchista, un acuerdo de legislatura. Los 'indepes' se han cansado de negarlo. Lo hubo de investidura y punto. Por no aprobar no le aprueban ni los presupuestos.
Bloqueo. Esto nos lleva a una situación de bloqueo que no es buena para el país. Les recuerdo que Sánchez está a 57 diputados de la mayoría, por lo que no puede aprobar nada en el Parlamento, ni un reglamento de las fiestas de un pueblo, esto es, el Gobierno está en estado de parálisis legislativa. Cuando un gobierno está en esta situación de minoría, y se hace evidente –les recuerdo que ni han presentado presupuestos porque «no hay ambiente»– pues no queda otra que convocar elecciones. Las terminales del sanchismo se hartaron de repetir que Feijóo no llegó a la mayoría, cierto, pero es que Sánchez está más lejos de la misma que el líder gallego. Estamos bloqueados, y en una situación así, guste más o menos, hay que ir a elecciones. No se puede estar así cuatro largos años.
El contexto. Pero es que encima de que estamos bloqueados y que Mr. Handsome y sus aliados se autobloquean allí por donde pasan, vean sino el bloqueo en Barcelona, Cataluña y España, resulta que, estando en minoría como está él, no te puedes meter en 'fregaos' como la ley de amnistía, el posible referéndum, el giro en política exterior pro Marruecos o el del eje Hamás-Irán y tantos y tantos temas en los que no se puede gobernar contra la otra mitad de España sino que debes buscar un consenso. Si a esto le sumas que no tener presupuestos te puede llevar a la hecatombe en cosa de un par de años, no se entiende que no vayamos a elecciones. Aragonés, con todas sus limitaciones, cuando vio que no le salían los presupuestos, no se atrincheró y convocó comicios, que es lo que hay que hacer.
Tapón. Y es que este nuevo partido sanchista, su líder y los cuatro que le rodean, entienden el poder como un fin en sí mismo, carecen de capacidad de diálogo con el otro partido mayoritario, el PP, y creen que la política es como vivir en el Álamo, ganar una posición, aunque sea a duras penas, y resistir hasta el infinito. Y no, la política no es eso. Este presidente tapón y su gobierno, lograron una mayoría endeble y transitoria sólo por el miedo a la extrema derecha y, de hecho, muchos amigos socialistas te lo dicen: cuando les afeas que desde un partido democrático se apoye una ley como la amnistía que violenta el principio básico de la igualdad de todos los ciudadanos te contestan... «es que si no, gobierna la derecha». O sea, que para que no gobierne el otro, reviento el Estado de Derecho y me quedo tan fresco.
Cambio. Y es que, encima, ha habido un cambio en las tornas y vemos que el partido de Abascal está de capa caída, muy debilitado, hundido en las gallegas, en el País Vasco, de bajada en Cataluña y descalabrado en las generales. Podemos, tres cuartos de lo mismo, y Sumar, desaparecido antes de constituirse. Luego si los españoles están volviendo la espalda a las opciones de extrema derecha e izquierda, ¿cómo seguimos en esto? Bien es cierto que unas elecciones mandarían a Mr. Handsome a su casa, sí, pero a medio plazo salvarían al PSOE. Además, a su 'sanchidad' le ha aparecido, para más inri, un entramado de corrupción que le costará el puesto. ¿Y qué hace? Como no es demócrata, hace lo que haría un totalitario, irse de gira internacional, salir fuera e intentar mejorar en las encuestas con lo de los dos estados, que ya fue votado afirmativamente por PP y PSOE en el Congreso hace diez años. Sólo le apoyan Malta e Irlanda y ha hecho el ridículo. Y mientras tanto, todo en parálisis. Más nos valdría ir a elecciones y ver qué pasa.
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