Y esto... ¿quién lo paga?

Cs. Vean si no el caso del ínclito Albert Rivera, un zagal guapín, que luchaba contra el independentismo catalán y con un partido de izquierda moderada nacido para sustituir al PSC que se había echado al monte. Este chico gozó del apoyo del Ibex 35 y los mismos que estaban en el proyecto te cuentan con sorpresa cómo pasaron de ser tres y el de la moto a encontrarse con múltiples encuestas -–agadas– que les daban el gobierno de pronto en multitud de ciudades y comunidades autónomas. Aquellas encuestas les convirtieron en voto útil y subieron como la espuma. Estos tíos, ya lo he contado, en sus reuniones con UPYD no hablaban de política, sino que les esgrimían estudios de mercado. Así les fue, pasaron a ser de centro social, luego liberales y al fin rescatadores de un PP casi exánime al que Teo había dejado al borde del ERE.

Yolanda. Por eso, cuando los que ya somos veteranos vemos aparecer a nuevas 'estrellas' nos preguntamos lo que Pla, ¿quién financia esto? El caso de Yolanda Díaz es llamativo y que conste que afirmo que es un muy buen producto político que puede llegar muy lejos. Pero, ojo, si observas cómo era ella hace menos de una década: una versión en delgado de la Colau, con el pelo cortado a lo borroka y teñido de azul, y la comparas con su imagen actual de ministra 'fashion' de la neoizquierda, te das cuenta de que ahí detrás ha habido muchos asesores de imagen, mucho estilismo, mucha moda y mucho estudio del producto político que vas a crear. Cuando habla de «proceso de escucha» en lugar de mitin. O cuando dice «esto no va de partidos», que sí va, del suyo... pues te das cuenta de que detrás hay, de nuevo, mucho marketing político y del bueno. Viajar por toda España, escenarios, alquilar espacios, micrófonos, anuncios, por no hablar del megaescenario del mitin final en Madrid, cuesta mucho dinero. ¿Quién lo paga?

Expectativas. Una vez manifestadas mis dudas sobre quién está detrás de Yolanda Díaz viene la realidad: que es un producto político de primera, que en Murcia metió más gente en la capital que Vélez en Calasparra, su pueblo, que de momento le quita 200.000 votos a Sánchez y va a hacer desaparecer a Podemos. Su hombre en la Región es Óscar Urralburu, que se repone de la traición sufrida por parte de ciertos activistas y amigos, que tres minutos antes de pasar a otro partido le juraban que los rumores eran falsos. Urralburu es el antitránsfuga, un tío que salió diputado y en lugar de quedarse 4 años cobrando 4.000 pavos, lo que hacen todos aquí, se volvió a su instituto. Y Urralburu es moderado y podría quitar mucho voto al PSRM de Vélez muy escorado hacia el agro y a la derecha.

Los primeros cristianos. Al no concurrir Yolanda a las autonómicas, Óscar no está contando con medios para hacer un buen resultado en las elecciones del 28 de mayo. Pero ojo, si Yolanda obtiene un éxito en las generales, para las autonómicas de dentro de cuatro años, Más Región podrá disputar la hegemonía a lo que quede del PSRM tras el fiasco de Vélez. El PSRM auténtico en Murcia vive en la sombra, los refundadores, los que se harán cargo en el futuro para reflotarlo, viven intentando pasar desapercibidos, reuniéndose a escondidas como los primeros cristianos en las catacumbas. ¿Serán capaces esos socialistas que sí están capacitados de frenar al partido de Yolanda en Murcia? ¿Quedará el PSRM reducido a residual y ocuparán su espacio los de Óscar? ¿Resurgirán como el Ave Fénix? Yo no lo sé.