Mentiras, carencias e improvisación

Las mentiras. Obviamente era mentira y de las gordas. Y se ha visto. En la primera y desastrosa ocasión en que Sánchez ha convocado un pleno en un mes inhábil se ha dado el hostiazo. Si esto hubiera ocurrido en Dinamarca, Alemania o, incluso, Italia, habría caído un gobierno. Porque vimos negro sobre blanco que, si el gobierno no tiene mayoría para ganar a duras penas unos simples decretos, imaginen los presupuestos o 4 años de votaciones parlamentarias. Los medios afines a Sánchez han machacado con que Feijóo no tenía mayoría en la cámara, y es cierto. Pero... ¿y el PSOE? Porque recuerden, Sánchez perdió las elecciones y está, sujétense los machos, a 56 diputados de la mayoría. Repito, le faltan 56. Y entre esos 56 tiene: la extrema izquierda de Podemos, la izquierda caviar de Sumar, un partido independentista supremacista de extrema derecha y otro que sueña con un Euskadi independiente marxista leninista. Lo que a unos les parecerá reaccionario, a otros demasiado rojo. Un sindiós. Y todos queriendo sacarle el saín. Ahora vienen a por su parte del pastel ERC y PNV, que quedaron como 'pagafantas', ojo. Y ahí se han visto las mentiras. Al dar las competencias en inmigración a un partido xenófobo, a Sánchez se le ha caído el tablacho. Esto no va de «una mayoría de progreso» pactando con unos tíos a la derecha de Vox. Era mentira.

Las carencias. Ya que te metes en un lío así manda a negociar a alguien preparado. Pero no. Manda a Santos Cerdán, el nuevo arquetipo de prohombre del PSOE, los que deciden, gente sin preparación y sin desarrollo profesional. Y claro, cuando negocia con Turull ni sabe, ni se entera, porque es un fontanero de agrupación de barrio, poco más, de que la inmigración, no es que sea un tema estatal, es que ¡¡¡es de la Unión Europea!!! O que el control de fronteras no se le puede dar a estos grillaos, porque somos espacio Schengen, pero claro, ¿él que sabe? Ni consulta a los Mossos, Policía Nacional o G. Civil, que han dicho que eso es un disparate.

La improvisación. Dicen que la improvisación sólo es buena para los toreros y los músicos de jazz. En esta gran mentira en que Sánchez se humilla y dice que sí a lo que ordena Cocomocho Puigdemont y luego inventan las justificaciones «progresistas» de esas medidas, nos encontramos con un gobierno que toma sus decisiones en el último segundo del último minuto del plazo previo a una votación y por teléfono, arrodillados antes los grillaos supremacistas de Junts. Gobernar es tener un plan, tirar líneas maestras y planificar, ¿en base a qué? Se supone que a una ideología. En este caso la socialdemócrata, que no sería malo. ¿Es de izquierdas, es socialdemócrata ceder inmigración a un partido ultra y xenófobo? Ya saben la respuesta.

Se irá. Sánchez ha visto que si sigue ahí no podrá pisar una sede del PSOE en el futuro al pasar a la historia como el tío que hundió a un partido más que centenario. Ahora se cargará a Yo-Yolanda, quemada por hacer, precisamente, lo que él le ordenó. Otra víctima de usar y tirar de su desenfrenada ambición. Se ha metido, ha metido a su partido, nos ha metido a todos los españoles, en un lío. Y como Sánchez es solo de Sánchez va a buscar su salida personal, al tiempo. Lo jodido es que ha dilapidado el prestigio internacional que tenía: un tío que ha sido felicitado públicamente, repito, públicamente, por organizaciones terroristas islamistas como Hamás y los hutíes, y que a la vez da la inmigración a la extrema derecha de Junts, está lejos, muy lejos de ser un líder de centro. Se entiende con lo peor de lo peor, con lo más 'outsider'. Tanta gloria lleve como descanso deja.