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Javier Clemente fue un entrenador que tenía fama de 'amarrategui'. Cuando cesó como seleccionador se popularizó un chiste en el que buscaba trabajo y tras pasar brillantemente la fase de selección el entrevistador le preguntaba: «¿cuánto querría usted ganar?», y el otro, ni corto ni ... perezoso, contestaba: ¿yo, ganar? ¡Yo ganar no! ¡empatar! ¡empatar! Pues en eso ha convertido Sánchez al antaño llamado PSOE, un partido que modernizó España, un partido de mayorías que ha terminado celebrando como un exitazo haber perdido unas elecciones por 700.000 votos. Los fieles de Sánchez parecen inmunes a cualquier argumento negativo sobre el líder y no son capaces de ver que su ídolo ha perdido en un año unas elecciones autonómicas, unas generales y, ahora, unas europeas. Y ahí sigue, sacando pecho. ¿El resultado de las europeas? Pues suficiente para que los dos digan que han ganado.
El resultado. El PP puede felicitarse porque ha pasado de 13 a 22 diputados y ha ganado las elecciones. El Partido Pedronista celebra 'su victoria' porque pese a lo de Begoña, la amnistía, lo de Koldo y a tener al fiscal general con un pie en el maco, ha resistido. Todos contentos. Pero podríamos hacer el análisis contrario: Feijóo, pese a tener casi asegurado un desastre de Sánchez por sus desmanes, no ha conseguido despegarse y sólo gana por dos diputados. Y Sánchez, que no salió a celebrar los resultados, ha perdido las elecciones y ha comprobado que él y sus socios «ya no son más», pues Feijóo, Abascal y Alvise tienen ya más del 50% del voto. De hecho, tras este resultado, no se ha atrevido a convocar generales.
La limpia. Pese a que ambos dicen que han ganado, esta batalla no es sino un episodio más de la guerra que mantienen, ellos saben que las espadas siguen en alto y que no han terminado de resolver sus diferencias. Ni Sánchez ha acabado con Feijóo ni el gallego con Mr. Handsome. Por eso, es previsible que rueden cabezas. Tras los fiascos electorales del pasado año, Sánchez dijo que tras las europeas «había que revisar los liderazgos regionales». Teniendo en cuenta que la mayoría eran nuevos, pues los barones que ya llevan un tiempo pueden ir fuera. Máxime teniendo en cuenta que España se ha teñido de azul. Sánchez buscará culpables. Uno de ellos bien puede ser Pepe Vélez porque tenemos que sumar que parece que su valedor, Santos Cerdán, no pasa su mejor momento. Otros ministros, tras la movida de «los cinco días de reflexión», tuvieron comportamientos que Sánchez no va a perdonar. Vean si no, la mala cara de Chiqui Montero. En el barrio de enfrente, Feijóo, que no es mal candidato, comienza a pensar en quitarse de encima a ciertos burócratas de Génova que empiezan a hacer bueno el axioma de que el PP no diseña una sola campaña electoral decente, sino que se han convertido en especialistas en meterse tiros en el pie.
La realidad. Y después de que los dos digan que han ganado, la realidad sigue siendo la misma: Begoña Gómez está imputada por hechos muy similares a Urdangarin que, dicho sea de paso, acabó en la trena. De la profundidad del 'caso Koldo', ni hablamos. El fiscal general no se escapa ni dando saltos. Han imputado al hermanísimo, lo que le complica ya el argumento del 'lawfare' y, para rematar, el asunto de Illa se enreda sobremanera: Puigdemont no se cansa de decir a quien le quiera oír que acordó con Santos Cerdán que investía a Sánchez a cambio de la Generalitat. Y no se la va a perdonar. Esquerra ha pagado su proximidad a los socialistas con una debacle y todo apunta a que ambos partidos no van a permitir la investidura de Illa. Si Sánchez pudiera, lo sacrificaría, pero lo tiene difícil por dos motivos: uno, su buen resultado; dos, que el PSC es un partido independiente y no consentirían esa intromisión. Puigdemont amenaza con apoyar una moción de censura y la operación 'abrazo del oso' ha finiquitado a Yolanda Díaz con un PSOE que le ha quitado un 30% de votos sin que eso se traduzca en crecimiento, luego ha perdido otro 30% en favor del PP. En resumen, la mayoría Frankestein ya no lo es, Puigdemont lo tiene jodido para volver, ERC y Yolanda están liquidados y, para postre, el horizonte judicial de Sánchez y adláteres es más que sombrío. ¿Podemos concluir que el futuro del Partido Pedronista es bueno? Pues no padre, suena más bien a lo de Francia y, quizás, Alemania.
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