Secciones
Servicios
Destacamos
Se nos ha ido Matthew Perry, el admirado actor que encarnó a un personaje icónico de aquella magnífica serie, 'Friends', y que no era otro que Chandler Bing. Un gran actor dotado de eso que se tiene o no se tiene, que es la vis ... cómica, y que parecía hecho para el papel. Cuando hizo la audición, él y los productores supieron que Matthew era Chandler y que Chandler era Matthew. Era, sin duda, el personaje favorito de la mayoría de los seguidores de aquella serie que, a día de hoy, sigue generando imitaciones, creando escuela. Matthew vivió la maldición del payaso que sufre y es desgraciado, pero debe hacer reír. Sabemos, porque él mismo lo contó en su biografía, que vivió un infierno de vida cuando estaba en la cúspide de la serie más seguida en todo el orbe por su fatídica adicción a las drogas y al alcohol.
¿Quién lo iba a pensar? El propio Matthew Perry contaba que fue adicto al Vicodin y al alcohol. Y que, cuando estaba en la cúspide de su carrera, cuando todo el planeta le adoraba, cuando cobraba 1 millón de dólares por episodio a 24 episodios anuales por 10 temporadas, en ese momento, él dedicaba los fines de semana a acudir a inmobiliarias de lujo como posible comprador y se pasaba el finde visitando mansiones para poder colarse en los baños y registrar los armaritos para ver si se hacía con alguna que otra pastilla. ¿Por qué? Porque ya no podía pedirle más recetas a los cuatro médicos que llevaba en danza para mantener su ritmo, ya que ingería 52 Vicodinas al día.
¿Quién iba a pensar que el tío más querido de la serie más querida pasaba así sus fines de semana? Un tío que salía con Julia Roberts, la novia de América, a la que dejó por miedo a terminar abandonado. Perry gastó a lo largo de su vida 7 millones de dólares en terapias, asistió a miles de reuniones de alcohólicos anónimos. Y no logró salir.
La gente de la calle. Y si una persona con ese poder adquisitivo, con agentes, abogados, productores que quieren, que necesitan que salga, no lo consigue, ¿qué pasará con la gente de la calle, con la gente normal que cae en ese abismo? Los estudios demuestran que un 20% de los consumidores de cocaína tienen lo que se llama 'cerebro de adicto', es decir, desarrollan una adicción que les lleva a caer en el pozo. El otro 80 entra en lo que llamamos consumidores sociales, gente que le da a la farlopa ocasionalmente sin llegar a desarrollar una adicción propiamente dicha. Esta es, sin duda, una de las plagas modernas que más daño hacen a nuestra sociedad. Muchas personas que ustedes ni imaginan le dan al polvo blanco, gente convencional, que no parecen modernetes, que no son festeros, ese vecino gris, del montón... pues esos también se meten. El caso de Matthew Perry debería hacernos reflexionar.
El centro de la recompensa. Todos hemos conocido casos, los hemos vivido, sufrido o soportado, porque cuando en una familia o en un grupo de amigos, cae en el abismo una de esas personas, prepárate amigo. Porque es muy difícil sacar a alguien de donde no quiere salir. Aquí en España hemos visto grandes carreras políticas truncadas, famosos a los que se les ha ido la pinza y gente de mucho talento acabando en el arroyo por esto. Hay un grupo de neuronas llamado núcleo accumbens o centro de la recompensa que suelta dopamina cuando comes, bebes o haces el amor. También se dispara cuando juegas a una tragaperras o apuestas, y cuando te metes un tiro suelta 10 veces más dopamina de lo normal. La ciencia no termina de aclarar por qué algunas personas son tan sensibles a desarrollar una adicción, por qué tienen cerebro de adicto. Pero las personas proclives –hay un componente genético importante– caen en la adicción sin remedio. Desgraciadamente el estímulo continuo de esa zona deja en segundo plano la actuación de nuestro mejor órgano: la corteza cerebral. Y la corteza es la responsable de nuestro buen juicio, de las decisiones racionales, es por ello que, cuando conoces a un adicto, te llama la atención ver que cuando han de tomar una decisión siempre, siempre, se equivocan. ¿Por qué tienen esa 'extraña habilidad' para tomar siempre las decisiones más catastróficas posibles? Pues porque su corteza dejó de imponerse años ha, y eso sólo te lleva, sí o sí, a la debacle. Matthew Perry, descanse en paz. Una pena.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.