Secciones
Servicios
Destacamos
Dicen que el infierno está lleno de buenas intenciones y no será la primera vez que una medida supuestamente progre, muy moderna y bienintencionada, acaba provocando justo el efecto contrario, y termina por convertirse en algo reaccionario, retrógrado y perjudicial. Podemos citar muchos ejemplos, pero ... uno de ellos es el 'papeles para todos': en las ocasiones en que algún dirigente político ha soltado algo así, una sentencia a la que no se puede discutir su buena intención, ha provocado que las mafias de la inmigración saquen la pasta, exploten y envíen a morir a miles de personas en el Mediterráneo. En el mundo de la Educación llevamos unas cuantas de estas y los docentes, por desgracia, nos conocemos el percal. Es por esto que cuando vi que López Miras planteaba la posibilidad de alargar la enseñanza obligatoria a los 18, me eché a temblar.
Ejemplos. Para comenzar les pongo un ejemplo: ¿es buena la optatividad? Me dirán ustedes, Tristante, coño, pues claro. Y tienen razón: que un tío pueda elegir entre distintas asignaturas para configurar su propio currículo es bueno, no, buenísimo, de acuerdo con su perfil, gustos y futuro profesional. Y yo les digo: sí. Pero en la universidad. O en Bachillerato si me apuras. Que un universitario tenga opción a la optatividad es cojonudo pero... ¿y un niño de doce años? Ahí le has 'dao'. Pues la LOGSE, una ley que tuvo sus cosas malas y, también sus cosas buenas, introdujo la optatividad a muy temprana edad. Una medida progresista a priori pero que, curiosamente, perjudica a los más desfavorecidos. Porque un crío cuyos padres son profesionales liberales, gente formada, elige las optativas tutorizado por sus progenitores y elige las de más esfuerzo. Un alumno al que cuyos padres, por falta de estudios o por tener que estar todo el día fuera para ganar un sueldo digno, no le orientan y elige solo, coge lo más fácil. Y te encuentras con grupos muy muy buenos, que han elegido optativas de más esfuerzo y otros grupos muy flojos que han tomado el camino más fácil. Una medida cargada de buenas intenciones acaba provocando una segregación entre alumnos de diferente nivel social.
Lo de la LOGSE. Cuando la LOGSE entró en vigor se tomó una medida que, a priori, era una conquista social: se alargó la obligatoriedad de la educación de los 14 a los 16. Se pretendía dignificar la FP y que esta no fuera un colector y se quería evitar que, con 14 años, muchos zagales abandonaran ya los estudios. Esa medida provocó una hecatombe en los centros de secundaria, pues provocó el desembarco de muchos alumnos que no querían estudiar. Y, no se equivoquen, hay dos verbos a los que no se puede obligar a alguien: aprender y amar. La experiencia nos demuestra que, si un tío no quiere estudiar, por bonito que se lo hagas, por rayos láser que metas, vídeos y divertimentos, nones. Si el tío no pone de su parte no hay nada que hacer pues es un proceso proactivo. Los institutos del antiguo BUP estaban ocupados, en su mayoría, por gente que estaba allí voluntariamente y con cierto interés. La llegada de alumnos que tenían que estar allí por la fuerza, que no querían estudiar, disruptivos y que saben que sólo pueden repetir una vez por ciclo, produjo una bajada de nivel impresionante porque subió la conflictividad y dificultó el trabajo en el aula.
Lo de ahora. Esos alumnos que pueden pasar con todo suspenso dos veces en la Secundaria se plantan en 4º y, claro, no titulan. Pero ahora, si López Miras alarga la obligatoriedad para maquillar un poco los datos del paro, se plantarán en Bachillerato o FP. Las joyas de la corona. Las etapas en las que ya tenemos gente que está ahí porque quiere, con interés, a una edad en que se ha madurado y que han aprobado la ESO. Gente preparándose para tener un buen resultado en Selectividad o que están aprendiendo un oficio. Si ahora metemos ahí, a la fuerza, por ley, a chicos y chicas que, simplemente, no quieren estudiar, estropearemos aquellas etapas que funcionan relativamente bien. Porque ¿cómo va a pasar a Bachillerato o FP un alumno con un capazo de suspensos? Porque es lo que sucede con los alumnos disruptivos que están en el instituto hasta los 16 obligados por la ley. Espero que López Miras reflexione porque, precisamente, el PP es quien habla de cultura del esfuerzo, excelencia y de atender, también, a los buenos alumnos. A tiempo están de no pifiarla.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.