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Saber que aún pensaba por nosotros el Papa Emérito Benedicto, retirado en sus jardines inmóviles, a lo antiguo senador romano en espera de que fuesen a matarlo, me hacía dudar de que todo en el actual mundo fuese obra del Diablo. Si un ser humano ... completo como Joseph Ratzinger existía, si la idea en potencia de todo lo que el hombre lleva dentro se había encarnado al menos en uno, no todo podía ser malo en el mundo. Yo siempre me reía de eso de los cátaros, porque es de conspiranoicos, hasta que yo mismo me encontré pensando lo que los cátaros: que todo está tan podrido en el mundo terrenal del siglo XXI que hasta las fundaciones benéficas, o sobre todo las fundaciones benéficas, son obra del Diablo. El Diablo nunca se presenta con su verdadero nombre, y de lo único que estoy seguro es que no es el mío.

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laverdad El jardín de Benedicto