La insoportable levedad del 'like'
DIGO VIVIR ·
Hoy, numerosas dictaduras se ejercen sibilinamente a través del uso perverso de las tecnologías. Algo habrá que hacer para evitar el peligroSecciones
Servicios
Destacamos
DIGO VIVIR ·
Hoy, numerosas dictaduras se ejercen sibilinamente a través del uso perverso de las tecnologías. Algo habrá que hacer para evitar el peligroPresentado por las empresas que lo promueven como el 'summum' de la sencillez expresiva y la capacidad de conectarse con otros, el 'like' es una ... de las simplicidades más llamativas del actual universo de la comunicación. Dicho en palabras nuestras, 'like' significa 'me gusta' y se utiliza para solicitar aquiescencia o aceptación referida a los envíos recibidos a través de las pantallas digitales.
Cuando al final de un chiste, un texto, un 'meme' o la foto de un plato de alubias con chorizo se nos pide que pulsemos esa tecla para indicar que nos ha interesado (ni siquiera tenemos que escribir la palabra, para mayor facilidad), estamos colaborando voluntaria e inocentemente en el despojo y la reducción de la capacidad expresiva de la lengua que hablamos y en nuestra propia conversión en sujetos balbuceantes y simples.
Por las redes circulan desde creaciones sublimes hasta zafiedades inimaginables, pasando por informaciones necesarias para la sociedad civil, avisos de enorme utilidad pública, pero también publicidades prescindibles, venta de productos inanes, noticias falsas, paparruchas y bulos, ahora llamados 'fakes', sin contar la presencia innumerable de quienes han encontrado en ellas un modo de allegar seguidores y alimentar el ego y las finanzas propias. Tener hoy unos miles de seguidores en la cuenta de Twitter es uno de los signos preclaros de modernez y prestigio social.
Porque si recibimos una maravillosa selección de canciones de Víctor Jara, Serrat o Bob Marley y queremos mostrar satisfacción, solo se nos ofrece la enclenque posibilidad de decir 'me gusta'. Pero, para conocimiento de quienes han introducido esta pobre e infantil fórmula lingüística, semejante a 'mi mamá me mima', 'me gusta' es una oración simple, enunciativa, que para adquirir sentido completo necesita la riquísima munición intelectiva o emocional que aportan cualesquiera de las subordinadas. Algo así como: 'Me gusta' este texto de Eduardo Galeano 'porque' es ingenioso, comprometido y certero'; 'me gustó' la canción de Vanesa Martín 'porque' la melodía es conmovedora y 'porque' el contenido trasmana poesía, 'aunque' asistiera escaso público al concierto'. Son algunas de las numerosas posibilidades para enriquecer el 'me gusta' y evadirse de su bobalicona simplicidad y su manifiesta indigencia intelectual.
Las subordinadas afinan el sentido de los textos, explican sus causas y consecuencias, su finalidad... Es más, en ocasiones, como en el caso de las adversativas, estas oraciones, objetan lo dicho por la principal y la corrigen: 'El Corredor Ferroviario Mediterráneo es de perentoria necesidad para la economía y el progreso de Murcia, el país y la propia Europa, 'pero' casi ningún gobierno actual o anterior lo ha tomado en serio, por lo que andamos aislados y abandonados a nuestra suerte, mientras se construyen autovías innecesarias que han sido rescatadas por el Estado con el dinero de los contribuyentes'.
Por otro lado, los 'like' ocultan finalidades no explícitas. Con un número abultado de ellos se fundamentan famas momentáneas, prestigios cibernéticos que, tal como se alzan, se desmoronan como castillos de naipes. Los astros del cine, el fútbol, muchos famosos del espectáculo y la cultura de masas cuentan con legiones de seguidores que refrendan con 'likes' lo que aquellos suben a las redes, algo que resulta ser una nueva perversión conectiva, pues toda buena comunicación necesita emisor y receptor, cuyas funciones se alternan. Sin embargo, en estas 'cuentas' de las redes uno habla, el famoso, los demás escuchan y solo pueden decir 'amén' o 'like'. Un moderno ejercicio de idolatría tejido alrededor de efímeras estatuas con pies de barro.
De repente, millones de seguidores de Messi lo han perdido del horizonte de su vida al marcharse al París Saint Germain. Al otro lado de la frontera, y súbitamente, de un día para otro, millones de franceses adoran al nuevo ídolo tecleando miríadas de 'likes' en la cuenta del astro. Héroes fabricados en unas horas por medios cibernéticos, becerros de oro de la modernidad.
Las redes son un misterio para la mayoría, pero un productivo filón para sus dirigentes. Quienes se ocultan tras ellas se sirven de los 'likes', la búsqueda de información y el pirateo de datos personales para cuantificar tendencias, hacer gratis estudios de mercado y dirigir publicidades en la dirección más beneficiosa, lo que genera un control de grandes masas sociales desconocedoras del escrutinio, la vigilancia y el siniestro uso de sus datos a los que están sometidas. Es decir, lo mismo que ocurre en las dictaduras y los Estados totalitarios de cualquier época y lugar. Dictaduras que utilizan en cada momento los medios, lícitos o ilícitos, a su alcance. En ocasiones las armas, en otras la censura de las ideas y su expresión pública. Hoy, numerosas dictaduras se ejercen sibilinamente a través del uso perverso de las tecnologías. Algo habrá que hacer para evitar el peligro y no sucumbir a sus tóxicos efectos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.