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Quisiera errar en mi pronóstico, pero opino que ni el Gorguel ni Barlomar van a ver la luz que todos deseamos y nuestros dirigentes políticos ... anuncian.
El proyecto del nuevo puerto en el Gorguel estaba hace diez años ultimado a falta de su remisión a Bruselas. Previo a su remisión, era imprescindible que el Gobierno de la nación en la que se proyecta la obra la declarara de interés económico nacional preferente. La Autoridad Portuaria había estudiado todas y cada una de las afectaciones a los lugares de interés comunitario terrestre y marítimo, desmontando muchas de las falsas, entre otras la del camachuelo trompetero, que nunca estuvo ni se le esperaba en la Sierra de la Fausilla, y la de la afectación a la posidonia; además de tener preparada una batería de medidas compensatorias.
El presidente Valcárcel, a pesar de que su gobierno había declarado de interés regional el proyecto, nunca solicitó al de la nación que declarara el proyecto de interés nacional preferente. Los motivos de esa dejadez ya los expliqué debidamente. Mi sucesor, don Antonio Sevilla, insistió a Puertos del Estado que el proyecto fuera a Bruselas. Llorca, presidente del organismo público y enemigo del Gorguel en cuanto suponía competencia para el puerto de Valencia, después de alguna reunión con los representantes gubernamentales de medio ambiente que, por cierto, no habían leído ni una página de nuestro informe, prometió que, si se obtenía informe favorable del Instituto Español de Oceanografía (IEO), él mismo se encargaría de remitirlo al Gobierno para su declaración preceptiva y presentarlo en Bruselas.
El presidente Sevilla, siguiendo las indicaciones del señor Llorca, aun no siendo preceptivo ni vinculante, solicitó del IEO presupuesto: la respuesta del Instituto fue que su trabajo se valoraba en 700.000 euros. Con buen criterio y sabiendo, por información anterior, cuál iba a ser el dictamen final, la Autoridad Portuaria anuló la petición y el proyecto quedó aparcado en el cajón de los olvidos.
Algún año después, con otra presidencia, y con el añadido del proyecto Barlomar, idea de Puertos del Estado, la Autoridad Portuaria encargó al IEO el estudio referenciado. Esta vez el importe fue de un millón de euros. Después de varios años, el IEO acaba de informar de que ambas infraestructuras afectan a lugares de interés comunitario y que esas afectaciones impiden su construcción. Para esa docta conclusión sobran, a mi modesto entender, novecientos noventa y nueve mil euros del millón pagado. Un inciso: somos la única región en la que toda su costa está declarada lugar de interés comunitario; ninguna otra autonomía goza de tanta protección, para que luego digan que no somos la región más ecologista del mundo mundial.
La primera vez que tengo noticia de la palabra Barlomar es cuando Repsol presenta en el Puerto un proyecto para ampliar su línea de atraque de grandes petroleros en Escombreras. Ese término no figura en ningún diccionario ni es utilizado en la bella parla marinera; si lo que los autores quisieron decir es que el dique de atraque se situaba a barlovento de la mar, equivocaron el término. La situación a barlovento o sotavento depende de la dirección del viento. No hubo Barlomar, la ampliación de la dársena de Escombreras solucionó el problema de Repsol.
El actual Barlomar es un proyecto para ampliar la dársena de Escombreras desde su dique suroeste ganando terreno al mar. Para conseguir superficie terrestre habría que actuar en profundidades próximas a los setenta metros. Conseguido suelo de dominio público, para poder concesionarlo se tendría que repercutir el coste de esa ingente obra en el precio del metro cuadrado de suelo, lo que lo haría prohibitivo para su ocupación. La afectación al LIC marino es total, muy cerca está la reserva de Cabo Tiñoso con gran protección medioambiental.
Ningún puerto puede acometer simultáneamente una inversión de la cuantía de la suma del Gorguel y Barlomar. Suponiendo que alguno de los dos proyectos pudiera ver la luz, veamos cuál tiene más fundamento. Digo y sostengo que es mucho más viable, y por tanto posible, desde todos los aspectos, medioambientales, financieros, capacidades, precio del suelo, coste de estiba, posibles ampliaciones, el proyecto del Gorguel que el de Barlomar.
Puertos del Estado mantiene su política de especialización del tráfico portuario por fachadas marítimas para evitar competencias entre puertos de interés general y, en consecuencia, al de Cartagena no le corresponden los tráficos de de contenedores que son competencia del de Valencia. Por eso, para distraer la atención y evitar presiones, los de Madrid han lanzado la liebre de Barlomar sabiendo de su inviabilidad y así, con ese señuelo, conseguir que se olvide el proyecto del Gorguel, tan viable como necesario. Nuestros gobernantes regionales no pueden caer en esa trampa y tienen que insistir en la necesidad del nuevo puerto en el Gorguel.
¿Podemos confiar en que, tras las elecciones nacionales, un próximo gobierno del PP pueda dar luz verde a ese gran proyecto? Tengo mis dudas.
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