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Desde el estallido de la última crisis venimos escuchando con resignación que nuestros hijos vivirán peor que nosotros porque les dejaremos en herencia, en el mejor de los casos, un mercado laboral hecho trizas, con sueldos que apenas dan para pagar un alquiler. Tan interiorizado ... tenemos este derrotismo que lo oímos en conversaciones de bar, en comidas familiares, almuerzos de trabajo... Sin embargo, casi ninguno reparamos en una amenaza más alejada de lo material, pero mucho más preocupante y real. Y es que nuestros descendientes no solo corren el riesgo de vivir peor que sus padres, sino que todo apunta a que vivirán menos años, morirán antes. Y lo harán por culpa de enfermedades asociadas a la obesidad. Un reciente informe de Unicef -otro de una larga lista- nos alerta de que 4 de cada 10 niños murcianos presentan sobrepeso u obesidad, están gordos, porque comen mal y hacen cero ejercicio. Al cabo de unos años, habrá más infartos, más ictus, más cáncer. ¿Alguien piensa actuar?
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