De «golpistas» y delirios

Peter. El Sr. Handsome no es santo de mi devoción, pero hay que reconocer que en la parte que compete a su partido, el Gobierno toma decisiones eficaces: el confinamiento, los ERTE, la subida del salario mínimo, el control de la inflación o la excepción ibérica. Otra cosa son las medidas adoptadas por el sector de Podemos que son, en su mayoría, un desastre. Pero Pedro Sánchez tiene un lastre y es su dependencia de Podemos e independentistas que le está llevando a comportarse de manera irresponsable y a actuar incorrectamente: por ejemplo, legislar 'ad hoc' para beneficiar a los indepes y otro, abusar del decreto ley, cosa poco democrática. Y que quede claro que el que suscribe no está de acuerdo con el indulto, incluir a Bildu en la comisión de secretos oficiales o la reforma de la malversación-sedición. Por aguantar 6 meses más le llena la capaza de votos al PP y se asegura una futura derrota electoral.

Fakejóo. Empezó bien y yo creía que sería un gran candidato. Hizo bandera de la moderación, marcó distancias con Vox y se disparó en las encuestas. Ahora, quizá por mimetismo con Ayuso, se ha echado al monte diciendo barbaridades como los ultras y ha empezado a bajar y Vox a recuperarle terreno. Si el PSOE daña al sistema con su conducta, el PP no se está quedando corto. La primera barbaridad: tildar desde el minuto uno al Gobierno de ilegítimo y golpista. Esas burradas no se pueden decir. Recuerda a la derecha del 36 que creía que la democracia era que cuando ganaban ellos, genial, y cuando vencía la izquierda era un golpe de Estado. Pues lo mismo. Una cosa es que el PSOE haya escogido unos aliados poco recomendables y otra dudar de la legitimidad de este Gobierno que, con la aritmética electoral vigente, tiene la mayoría. Una cosa es que lo que hace no nos guste y otra es llamarles golpistas. El PP actúa de manera irresponsable porque ese discurso crispa y hace crecer a los ultras.

Lo de la Justicia. Y si Sánchez se equivoca, quien está demostrando un talante profundamente antidemocrático y, hay que decirlo bien alto, es Feijóo. El PP bloquea la renovación de los tribunales de alta instancia de manera irresponsable. El tinglado está montado de manera que el que gobierna tiene cierta ventaja y así ocurrió con Rajoy. Pero tras perder las elecciones, no han permitido que se cumpla la norma y tienen bloqueado al CGPJ durante cuatro años. Y para rematar, la traca del otro día: pretender que el TC, con dos magistrados caducados y de su cuerda, echara la persiana al Parlamento para evitar, eso sí, una reforma que desbloqueara el tema y les perjudicara a ellos mismos. Eso es una barbaridad. Que un tribunal no renovado como dice la ley y a las órdenes de un partido impida que algo se apruebe en el Congreso es un comportamiento antidemocrático y de otra época. Otra cosa es que Sánchez haga su propuesta, la gane y luego el PP, siguiendo los pasos correctos, lo recurra y el TC lo tumbe. Pero Sánchez puede pactar con quien quiera, eso no es ilegítimo. No me gusta, no nos gusta, pero no es ilegal. ¿Pero no cumplir la norma por parte de unos magistrados que siguen ahí enquistados nos parece de recibo? El uno abusando del decreto ley a cascoporro, y el otro saltándose todos los límites, están causando un deterioro al edificio constitucional que nos puede meter en una crisis política sin precedentes. Sánchez, por su filiación con Podemos e indepes, ha perdido el favor de la mayoría de españoles que están en el centro. ¿Aprenderá Feijóo la lección adoptando la moderación y el consenso como bandera? Parece que no. Ha cambiado de estrategia y Vox le vuelve a crecer. Muy torpe.