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Espejismos ·
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Espejismos ·
Somos la primera generación de la Historia que deja a los críos en extraescolares y a los mayores en residenciasEl 'boomer', ¿nace o se hace? Sociológica y demográficamente, ese palabro hace referencia, en España, a los nacidos en los 70. La generación del 'baby ... boom', la decila ancha de la pirámide (más bien rombo) de población. A la cual –ay– pertenezco. Sin embargo, lo 'boomer' es, también y sobre todo, una actitud. Una muy poco original: o tempora, o mores. Una tablilla sumeria del año 3000 antes de Cristo ya lo manifestaba. Que la juventud está 'perdía'. Que no hay respeto. Que se pasan el día con las pantallas. Que vamos 'pabajo'. ¿Os suena? La gente de mi edad se tira el día así. Pero ese paisaje mental, ese leve aroma entre lo rancio y lo ridículo, esa infinita seguridad en uno mismo a la hora de decir la misma parida de siempre, se entrenan. Una cosa es la mediana edad y otra la edad media. Mi quinta no vino así de serie.
Estoy hablando de mi generación. Para nosotros se inventó la enseñanza concertada: no cabíamos. Iba a ser una cosa temporal y ahí siguen todavía nuestros hijos, con su lacito naranja y sus cuotas 'voluntarias', puliéndose tres mil pavos de dinero publico al año por cabeza frente a los menos de mil de la enseñanza pública. Para nosotros se inventaron también las universidades privadas.
Una cosa sí le concedo a mi generación: los atenuantes. Sobre nosotros coincidió una tormenta perfecta de traumas. El pánico a la Tercera Guerra Mundial, a la ETA, al sida. También esperanzas. Esperanzas postmodernas. Los programas de Lolo Rico iban a convertirnos en exquisitos anarcosindicalistas liberados de todo. Luego el mercado nos embutió por una vereda más bien estrecha, pero quedémonos por un momento con las cosas buenas. Con las huelgas generales del 92, del 94, del 02 y del 03, esta última contra la guerra de Irak. Con el movimiento antinuclear, con el pacifismo, con las movilizaciones contra la reconversión industrial y con la insumisión. Para nosotros se inventó el ejército profesional: no cabíamos en los cuarteles de la mili. Estoy hablando de mi generación. Para nosotros se inventaron a continuación (ay) las ETTs.
Estoy hablando de mi generación. Pusimos de moda el utilitario 'joven' en los 90. El monovolumen en los 00 cuando empezamos a formar familias y conseguimos hacer repuntar el índice de natalidad. El 'crossover' en los 10 tras el 'crack' financiero, cuando tuvimos que demostrar ser más dinámicos, productivos y adaptables que nadie y 'saber hacer de la crisis una oportunidad' (¡adiós, natalidad!). Ahora nos debatimos entre la berlina lujosa de Uber, la camper de divorciata interesante y el Seat Córdoba cascajo del blabla más barato que aparezca.
Estoy hablando de mi generación. El 'boom' demográfico se transformó, 30 años más tarde, en 'boom' inmobiliario. Para nosotros, porque no cabíamos, se inventaron las urbanizaciones chachi en secarrales ubicados donde Cristo dio las tres voces, la famosa 'España de las piscinas' de que habla Jorge Dioni López. Para nosotros se inventó, con el 'crossover' recién comprado, Ciudadanos. Para nosotros se inventó, con el divorcio (ay) aún calentito, Vox.
No cabíamos, claro, en los centros de salud. Tampoco es que hubiera, en las nuevas urbanizaciones. Para nosotros, para mi generación, 'beibi', se inventaron los seguros privados de salud, las derivaciones, las clínicas concertadas, las franquicias y (ay) los disgustos. No, es que eso no te lo cubre. No, es que eso se paga aparte. No, es que este finde no tenemos al anestesista, mejor tira para La Arrixaca. Mejor cúrate en salud. Somos la primera generación de la Historia que deja a los críos en extraescolares y a los mayores en residencias. Un día necesitaremos asistencia y tocaremos a dos boomers por trabajador.
Estoy hablando de mi generación. Para nosotros, porque no cabíamos en el mercado laboral, se inventó el término 'mileuristas'. También las hipotecas a 35 años. También, a continuación (ay), la PAH. Y los compro oro. Pero también para nosotros –al menos para los afortunados– se inventaron el tardeo, los gintonics premium, las apps de servicio a domicilio y (ay) Desokupa.
Estoy hablando de mi generación, de parte, de toda. Para nosotros se inventó un camino desde la indignación hasta el cinismo. En su día reaccionamos contra la precariedad de vivir con mil euros y ahora, quince años después, nos quejamos de que suba a esa cifra el SMI. Allá a principios de siglo nos unimos a 'La Región de Murcia no se Vende' para proteger nuestro medio ambiente y hoy compartimos memes contra Greta Thunberg. Nos dolían los asesinatos machistas y ahora nos parece que las feministas gritan mucho. Luchábamos por el futuro en común. Mi generación, 'beibi'. Pero parece que todo eso quedó atrás. El 15M nos pilló ya un poco crecidos. Pérez-Reverte y Pablo Motos hicieron lo demás.
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