Un gallego en Lo Ferro
TERCER MILENIO ·
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Mariano Escudero es el mandamás en el festival de flamencoMariano es una curiosa mezcla andante entre caos y organización germánica, entre pachorra y ritmo frenético, entre timidez y audacia, entre educadísima finura y ordeno y mando, entre despiste y ordenador mental que todo lo procesa, entre aparente sequedad y socarronería a media voz y ... a veces a media lengua ferreña a la que hay que acudir con traductor y, en ocasiones, hasta con hermeneuta: ¿Mariano va o viene? ¿Mariano ha quedado contigo a las doce del mediodía en Santander o a las seis de la tarde en el Mesón de Lo Ferro? ¿O acaso ha sido en los dos sitios a la vez y el mismo día? Ah, no se sabe, eso forma parte del misterio marianista que hay que saber descifrar. Y eso que no es gallego, como el otro Mariano que también mandaba mucho.
Por cierto, todavía no he dicho quién es Mariano Escudero para aquel que aún no lo sepa a estas alturas de la película. Mariano es el presidente de la peña flamenca Melón de Oro, a su vez creadora y sustentadora del festival flamenco de Lo Ferro, que lleva ya 42 años de vida, cuando en sus comienzos casi nadie daba un duro por él. O sea, que Mariano es el verdadero mandamás en el certamen, el jefe, sargento, comandante y capitán general: en sus campos no se mueve un melonar ni una lechuga si él no da su visto bueno.
Pero Mariano es un hombre bueno, una buena persona, además paciente y escuchante, pero, a veces, como he dicho más arriba, puede parecer un oxímoron andante, que no es nada malo, que nadie se mosquee, solo habla de figuras retóricas y efectos gramaticales.
Su padre, Sebastián, ya fallecido pero nunca olvidado, fue el culpable de todo esto, me refiero a que en una pedanía de Torre Pacheco de 300 habitantes suene cada año el mejor arte jondo. Su padre era socarrón, pero no se andaba con sutilezas, era abiertamente bromista y decía las cosas para que se le escucharan. Mariano es más comedido, más recatado, pero la socarronería y hasta la ironía va por dentro, como la procesión, más por los 'bajinis', de la misma forma que los cantaores más hondos bajan los tonos de su voz para alcanzar la nota pero también par darle flamencura a su voz.
Un festival más, excelente. Cuando escribo esto ignoro todavía quién ha ganado la final del concurso, pero en la semifinal ya se ha visto bastante calidad. ¿Y Mariano, dónde está? Está en la peña; no, está en el recinto; creo que viene ahora, está en Torre Pacheco, en el Ayuntamiento; se le ha visto que iba a Murcia a comprar agua para los concursantes; estaba en Roldán, vuelve a las seis... Mariano, Mariano, Mariano...
– Mariano, ¿tienes fuego?
– ¿Fuego? ¡Estoy ardiendo!
– ¡Que llamen a los bomberos!
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