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El rey emérito le está haciendo la campaña (mala) a su hijo y Vox se la está haciendo (igual de pésima) a Juanma Moreno. El presidente de la Junta de Andalucía esperaba de Vox un perfil bajo, poco estridente, para que los votantes perezosos y ... los desengañados de la socialdemocracia le voten el 19-J. Pero, para alegría socialista y de la izquierda en general, Vox se está mostrando tal cual es en todo su esplendor. Al perfil bajo le llamarán perfil enano, o perfil de la derechita cobarde. Y ahí están Macarena de Salobreña y el vicepresidente de Castilla y León, García-Gallardo, para demostrarlo.
Si Susana Díaz fue una buena publicista de Vox, sus sucesores expertos en empadronamientos tampoco flaquean a la hora de darle cancha a los del partido ultraderechista. Con la colaboración de los miembros de este partido, naturalmente. Juanma Moreno predica la mesura, la centralidad y el rechazo a las estridencias. Pero ahí están sus posibles socios del futuro dejando claro que nada de eso va con ellos. Y que si el espíritu que defiende el presidente andaluz tiene algo que ver con la civilización, ellos están en las antípodas.
Ahí están las palabras de Gallardo. Hablando a una procuradora con discapacidad «como si fuera una persona como todas las demás». El verbo condicional revelando lo que en realidad piensa. Y después de esa bajeza, que podría haber achacado a un lapsus por el que haber pedido disculpas a la procuradora y a cualquiera que lo hubiese oído, se empeñó en acusar a la prensa de manipular sus palabras. Como si no hubieran quedado registradas. Qué gallardo Gallardo, hablándole a la procuradora como si fuese una persona normal. Seguro que hace lo mismo con las mujeres en general. Como si tuvieran la inteligencia de un hombre. O al menos la de su compañera Macarena de Salobreña, que tardó medio minuto en aprenderse el himno andaluz aunque sea para prohibirlo cuando tenga poder suficiente para hacerlo, ya que ni ella ni sus compañeros creen en las autonomías (aunque sí en los sueldos que proporcionan, como ya demostrara generosamente Santiago Abascal).
La despedida de Olona del Congreso tuvo unos tintes marciales dignos de Millán Astray. «A sus órdenes, españoles. Sin novedad en el servicio... ¡Ya hemos alzado la bandera!». No sabemos si al oír eso el propio Juanma Moreno se echó cuerpo a tierra, pero seguro que su serenidad y su mesura sí lo hicieron. La campaña electoral andaluza será de todo menos serena. Para gloria de Vox. Cualquier cosa con tal de que su programa electoral, auténtico antropófago de derechos sociales, quede a la sombra del vocerío.
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