Félix, el gato

Y aquel sagaz gato se plantó con sus botas en el lujoso castillo del ogro para interesarse por su conocida capacidad de mutación. Ante la pregunta, el ogro adoptó la forma de un fiero león. Superado el susto, el astuto gato le planteó convertirse en un animal tan pequeño como un ratón. Atrapado por demostrar la coherencia de su habilidad, el ogro accedió; el gato raudo le dio caza, se lo zampó y su amo, el Marqués de Carabás, tomó posesión del castillo. Fin de la historia. Aunque la moraleja del famoso cuento es destacar el ingenio sobre la riqueza para alcanzar éxito, tiene más enjundia cómo el gato domina las tácticas de manipulación para lograr sus fines: beneficiar a su amo.

Como seres racionalizadores, no soportamos que los demás nos puedan tachar de incoherentes. No es coherencia respecto a los principios sino consistencia con nuestras respuestas y actos inmediatos. Si nos hemos convertido en leones, nos sentiremos impelidos a transformarnos en ratoncillos indefensos incluso ante pérfidos gatos. Hace medio siglo en una serie de experimentos, Freedman y Fraser demostraron que anteponer ciertas preguntas o actos que activaban el compromiso de coherencia en el entrevistado facilitaba hasta casi 4,5 veces más que aceptara una costosa petición posterior, de un 17% a un 76%. Hay pocos espacios revestibles de ciencia más manipulables que el ámbito de las encuestas. Dígame qué opinión desea imponer y le diré el caminito de la encuesta, apuntaba Mr. Appelby, el sutil secretario de la afamada serie ochentera 'Yes, Prime Minister' de la BBC.

A cada encuesta del CIS, su presidente, José Félix Tezanos, demuestra su perfil felino calzándose la prestigiosa institución como botas para embarrarla y apuntalar el castillo de su Marqués de Carabás. No hay ogro público que no pueda convertirse en apetecible roedor mediante la secuencia estudiada de preguntas. ¿Cómo conseguir que la valoración de la economía no solo no empeore en estos dos meses críticos, sino que además doble su porcentaje? Alquimia tezánica. Preguntar directamente sería caer en las garras del ogro de la realidad. Mejor preguntar si le preocupa la pandemia, si le inquietan más los efectos de la crisis en la salud que los de la economía, para acabar pidiendo calificación de la situación económica omitiendo la categoría de respuesta 'Regular'. Resultado: España no va bien, va fenomenal. ¿Cómo no caímos antes para apreciar una mejora económica? Cuanto peor, mejor. Por fin, parecen descifrarse aquellos extraños mensajes del augur Rajoy. Hasta Errejón se indigna con los malabares tezano-metodológicos. Leamos y disfrutemos del panfletómetro del CIS que pagamos entre todos. Cuando se les rompa el CIS de tanto usarlo, se arrinconará pues ya habrá servido para apuntalar sancheztravélicamente el castillo de su ambición, libre de ogros y ratones.