Secciones
Servicios
Destacamos
Queridos, queridas y querides lectoros, lectoras y lectores. Qué inclusiva nuestra España en la que cada día descubrimos un género nuevo que automáticamente estamos obligados ... a incluir en nuestro lenguaje bajo pena de que nos llamen fascistas si no lo hacemos, aunque un día habrá que contarle a la izquierda que de tanto repetirlo lo de ser facha ya suena hasta 'trendy'.
Pero volvamos a 'elles'. La disforia de género existe, por supuesto, y es una faena. Hay personas que nacen en un cuerpo equivocado y que se sienten irremediablemente identificadas con el contrario. Ni ustedes ni yo ni ninguna religión o administración pública tiene derecho a decirle a un ciudadano cómo se debe sentir o si está bien o mal que a pesar de haber nacido llamándose Antonio en realidad en su fuero interno siempre ha querido ser Antonia.
Hace muchos años la transexualidad estaba asociada a connotaciones muy negativas, como la prostitución o las drogas, que por supuesto no eran el fiel reflejo de lo que es un problema, o por lo menos un asunto, de una magnitud tan severa que requiere de la asistencia de un especialista al menos para entender qué sucede y por qué. No creo que nadie se levante un día decidiendo que ya no quiere ser lo que sea que haya sido siempre, pero llevar al debate público la cuestión sí puede servir para que algunas preguntas de algunas personas encuentren por fin su respuesta.
Hasta ahí, en resumidas cuentas, todo bien: que cada uno se sienta como considere oportuno y que actúe en consecuencia si así lo desea, que por supuesto merece el mismo respeto que los que están de acuerdo con su género, orientación sexual, color de piel y ojos asignados a ellos en su nacimiento. Pero lo que nos lleva hoy a tener que decir elles por imperativo legal del Ministerio de Igualdad no es la legítima petición de que se respete a los transexuales, que por supuesto es evidente, sino que compartamos con fervor religioso que adolescentes que no tienen ni idea de la vida, cuyo porcentaje se eleva al 99,99% de ellos, puedan tomar la decisión de hormonarse y hasta mutilarse el cuerpo sin que ni sus padres ni ningún médico puedan decir absolutamente nada sobre su decisión.
Años de propaganda feminista en la que nos inculcan a base de bien que las mujeres tenemos derecho a expresar nuestra feminidad como queramos, ya sea vistiendo de rosa y jugando a las princesitas o siendo capitanas de un equipo de rugby, y ahora resulta que si no formamos parte del canon de lo que Podemos considera una mujer, probablemente sea porque en realidad somos hombres encubiertos (y ya de regalo machistas por el mero hecho de serlo), sin que seamos capaces de expresar que quizás el mundo se está volviendo loco y el rey que está desnude es el que utiliza a los niños para dar salida a su necesidad patológica de llamar la atención con algún asunto político que quede bien en redes sociales pero que le arruina la vida a los que padecen el delirio ideológico que en cada caso se utilice como excusa.
La transición de género no es nada equiparable a la homosexualidad o a cualquier otra circunstancia inherente a la comunidad LGTBi. Un chico puede tener dudas sobre su orientación sexual y lo peor que le puede pasar es que pruebe una experiencia que luego le resulte desagradable, pero facilitar tanto la hormonación de adolescentes como las propias cirugías puede provocar que un niño con ciertas dudas sobre quién es en realidad acabe bloqueando con drogas legales su desarrollo físico de manera irremediable porque a la ministra de Igualdad le parece que cortarse los genitales a los 14 años sin ningún informe médico que lo avale es un derecho humano ecofeminista.
La absoluta gravedad de esta cuestión es que, mientras en La Moncloa se legisla con una frivolidad pasmosa, miles de familias españolas van a tener que hacer frente a una pesadilla judicial y burocrática para impedir que sus hijos cometan el mayor error de su vida por culpa de una moda transitoria que les va a marcar para siempre. Nulo favor le hace a los transexuales de verdad que Podemos haya convertido el necesario respeto hacia su comunidad en poco más o menos que un hashtag para que sus afiliados digan que son modernos e inclusivos.
Como siempre, al que intentan ayudar es el primero al que van a arruinar. Ojalá alguien ponga cordura durante el proceso. Esto sí que es un tema serio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.