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La Audiencia Nacional condenó ayer a Luis Rubiales por haber cometido un delito de agresión sexual contra Jennifer Hermoso durante la entrega de medallas a ... las futbolistas que ganaron la final del Mundial en agosto de 2023. Ni fue «mutuo» el beso, ni fue «consentido». El magistrado José Manuel Fernández-Prieto considera en la sentencia que tal situación «es encuadrable dentro de las de menor intensidad» contempladas en la ley, por lo que impone una pena de multa de 10.800 euros. Descarta que el ahora condenado se prevaliese de su condición de presidente de la Federación Española de Fútbol para besar en los labios a Hermoso, e interpreta los hechos como producto de un momento de euforia, aunque Rubiales estaba en el palco del estadio de Sídney como máximo responsable federativo en situación de superioridad, no como hincha anónimo del combinado nacional. Las imágenes, captadas desde distintos ángulos, y el testimonio de la víctima invitan a relacionar el rango del directivo con una agresión que cogió desprevenida a la jugadora en medio de un evento público retransmitido a todo el mundo. Esta última circunstancia añade gravedad al acto, en tanto que la prevista notoriedad del ámbito en el que se produjo da a entender que el autor se sintió legitimado o impune para hacer lo que hizo.
La sentencia descarta que se produjera un delito de coacciones, directas o indirectas, contra Hermoso. Puede entenderse que el relato del proceder posterior del propio Rubiales y otros directivos de la Federación, con el ánimo de que la futbolista se convenciera de haber sido copartícipe del beso arrancado, no cumpla estrictamente con los requisitos del tipo penal consignado en nuestra legislación. Pero es evidente que, después de delinquir de manera «plenamente probada» contra la libertad sexual de una mujer, se intentó coartar la capacidad de decisión de Jennifer Hermoso, su derecho a la denuncia, y de forma concurrente. Y parece indiscutible que la afectada acabó sintiéndose coaccionada, aunque para el juez ello no implique que los que trataron de que describiera lo sucedido en clave de complicidad con Rubiales cometieran delito.
Que los herederos de la 'etapa Rubiales' eludieran valorar la sentencia, alegando que se trata de «un tema privado» entre Hermoso y el anterior presidente, revela hasta qué punto las estructuras del fútbol federado se resisten a corregir su machismo.
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