Domingo de primavera
REBELDÍA MURCIANA ·
Durante todos estos días hemos recordado cómo era la vida antes de que marzo de 2020 la congelaraSecciones
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REBELDÍA MURCIANA ·
Durante todos estos días hemos recordado cómo era la vida antes de que marzo de 2020 la congelaraEn el año de un murciano no hay domingo más domingo que hoy. El día después del Entierro inunda la ciudad una especie de sentimiento ... de soledad y fin de ciclo que ya quisiera para sí la Nochevieja, como si en nuestro calendario fuera más importe algo tan aleatorio como el cambio del año en vez de algo tan concreto como nuestras fiestas.
Esta semana es el epicentro de todo por lo que merece la pena ser murciano. Desde que Ayuso hizo su entrada en la escena nacional y hasta en periódicos locales se habla más de ella que de López Miras, habrán ustedes escuchado eso de que Madrid es la cuna de la libertad, que a la capital se va para que a uno pueda ser feliz y le dejen en paz. Sin quitar un ápice de razón a que tenemos la suerte de tener la mejor metrópoli de Europa en nuestro país, qué espíritu más genuinamente libre y español habrá que el alegato público de murcianía que se vive durante las Fiestas de Primavera de Murcia.
Repasemos un poco el percal: el Domingo de Resurrección se empieza con la oleada de adelantados a las barracas, que son ese fervor por comer lo de siempre pero diez veces más caro y con placer por pagar más de lo que toca. Seguimos con el lunes menos lunes del calendario, que no es puente pero como si lo fuera porque hasta el apuntador está más pendiente de comprar el clavel que haga juego con el chaleco que con prestar la más mínima atención al trabajo. Después el Bando con todo lo que implica que no les voy a explicar, y esa sensación de total sorpresa cuando al ver el telediario por la noche ninguna televisión nacional informa de que el mejor día del año está siendo hoy. El miércoles y el jueves cambiamos las flores por los silbatos, preparación del viernes con hachoneros repartiendo felicidad para llegar al sábado y... qué les voy a contar de lo que pasó ayer.
En un país con regiones separatistas a las que se pelotea por castigo, rodeados por el gigante andaluz al sur, el turístico enclave valenciano al norte y la quijotesca Castilla al oeste; ser de Murcia es un poco difícil. Ya les he contado alguna vez en estas páginas que al llegar al centro peninsular y explicar que eres de aquí algunos te dicen que qué bien, que tienes un montón de cosas al lado como Málaga o Sevilla. Cuando les explicas que se tardan cinco horas en coche les explota la cabeza y empiezan a descubrir que además del norte y sur existe el este y el oeste, o quizás es que acaban de descubrir dónde está Murcia en el mapa. Me quedo con la confusión de los puntos cardinales, que es más amable para nosotros.
Total, que esta semana hubiera sido el día perfecto para que la Región fuera el epicentro nacional de la fiesta y la felicidad, y que si nos tragamos hasta la extenuación imágenes de la Feria de Sevilla o, incluso, de la de Córdoba que al caso viene a ser lo mismo, por qué no del Bando o del Entierro. La sensación de comunidad autónoma de segunda la tenemos mucho más por la irrelevancia que nos hemos acostumbrado a tener que por nuestro potencial de influencia, que es mucho más del que vivimos.
Durante todos estos días hemos recordado cómo era la vida antes de que marzo de 2020 la congelara y, la verdad, qué bien se estaba aquí cuando estábamos bien. Pero que todo fuera bien no es excusa para renunciar a que vaya mejor aún, así que aquí van unas ideas como conclusión.
Para 2023, promocionemos en prensa nacional nuestras fiestas, expliquemos que en Murcia los nazarenos llevan caramelos y que el martes después literalmente toda la ciudad se viste (que no disfraza, como dicen en el norte) de huertano. Vendamos que el sol vive aquí y en vacaciones de primavera el Mar Menor está mucho más caliente que el Atlántico en verano. Que a Murcia se viene a disfrutar y que, como somos así de generosos, estamos dispuestos a compartir que el gran secreto de España somos nosotros y ya es hora de que los demás lo sepan.
En fin, que hoy es el domingo más domingo de todos. Descansen, que se lo merecen.
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