DiarioLeaks III: el flautista de Hamelín

«Buenas, ****. Gracias por la advertencia. Estaré atento a lo que me cuentas. Aunque lo veo difícil, he avisado a los informáticos para que revisen mi correo por si tuviera algún virus que estuviera filtrando mis emails.

Al tema. Tal y como te prometí atendí a *****. El que me enviaste. Como dijiste, no pinta espabilado, pero tiene ese sentido básico para sobrevivir en este negocio. Un tío que sigue el único principio universal. El beneficio propio. Flotar a toda costa al margen del barco político, saltando de cubierta en cubierta.

Me avisaron de que llegaba subidito. Te confieso que le hice esperar de más. Dejé que entrara cuando se serenó. Me explicó lo que te había dicho; que su partido, ahora en horas bajas, le había traicionado. Hasta ponía cara de cordero degollado. Y el tío está recolocado con sueldazo por hacer más bien poco. Porque venía de tu parte, si no se vuelve por donde había venido. Pero le escuché, exigiéndole que no se anduviera con monsergas. Que no me chupo el dedo. No lo entendió a la primera porque varias veces se hizo la víctima, hasta que le corté con un '¡Ya está bien! que, en esto, el mayor verdugo, suele disfrazarse de víctima'. Tardó unos segundos en comprender que no quería perder más tiempo. Aligeró y le respondí lo mismo que te dije por teléfono. Debe distanciarse del partido aparentando unidad y dándose autobombo. Entrevistas de enjuague y demás, pero sin ataques directos. Y usando la palabra mágica: Autocrítica. Un 'debemos hacer autocrítica' te mete a los ingenuos en el bolsillo y te sitúa en un plano superior. Lo de 'auto' es puro adorno, queda cojonudo. Me explicó que ya lo había hecho otras veces. Bien por el muchacho. Algo sabe...

Pero lo tiene chungo. Necesita saltar a otro barco y no tiene a dónde. Parece que su feudo anda revuelto (¿dónde no?); ¿tal vez lo ficharía algún partido para un lavado ante las encuestas? Me dijo que había camelado influencers para impulsar algo regional. Sin bote salvavidas busca hacerse un Revilla. Ya sabes, con sus anchoas. Pero hasta el chorizo se embute más con grasa que con humo por más ahumado que sea. Ya me entiendes. Dice que lo tiene pendiente. Difícil lo veo. Como mucho, le queda tratar a sus votantes como a niños. Tarde o temprano suelen adaptarse al nivel. Tampoco creo que les pueda ofrecer más. Es la mejor manera de colarles cuentos y, cuando la diáspora llegue, hacer un flautista de Hamelín. Y que Dios reparta suerte.

En fin, ya veremos. Me debes una, ya sabes. Hemos de quedar para lo nuestro. Esta vez no te libras cabroncete, invitas tú *****».