Ser de derechas es la identidad regional

MAPAS SIN MUNDO ·
De alguna manera, la indecisión en la Región de Murcia no suele entrañar una 'crisis del statu quo', sino, por el contrario, su confirmación

Domingo, 26 de febrero 2023, 08:14

Mucho se ha escrito ya sobre el Barómetro de Invierno del Cemop y el panorama que dibuja de cara a las elecciones autonómicas del próximo ... mayo. Más allá de lo poco afortunado que resultó el comentario de uno de sus encargados, Ismael Crespo, cuando afirmó que con dos barómetros ya no haría falta la convocatoria de los comicios –tiene el PSOE razones para protestar por tal ejercicio de parcialidad–, lo interesante de este nuevo estudio demoscópico es el 30% de indecisos que, a falta de casi tres meses para la concurrencia a las urnas, todavía no han decidido el sentido de su voto. Este porcentaje de votos es lo suficientemente elevado como para que la foto fija que ahora mismo muestra el Cemop pueda experimentar profundas transformaciones. También es cierto que, durante los últimos años, los diferentes barómetros del Cemop no han sabido captar todo el flujo de votos capitalizado por el PSOE y por Vox. Suele ser el PP quien obtenga las estimaciones más generosas, y PSOE y Vox las más rácanas. Desde hace unos años a esta parte, los estudios demoscópicos han perdido parte de su condición de estudio –es decir, de objetividad– y han ganado un margen de componente ideológico que los convierte, más bien, en instrumentos de propaganda de los partidos. Dicho en otros términos: en casos como el CIS de Tezanos o el Cemop de Crespo y compañía pareciera que, más que recoger y objetivar la opinión de los ciudadanos, lo que sus barómetros persiguen es crear opinión. De ahí que sus resultados siempre tengan que ser puestos en frío y a la espera del refrendo o la impugnación de las urnas.

Pero volvamos a los datos arrojados por el Barómetro de Invierno del Cemop. Si nos fijamos en los titulares principales, la vida sigue igual en la Región de Murcia: la relación derecha-izquierda no se mueve del 60%-40% que arroja cada convocatoria electoral desde mediados de la década de los 90. Hasta la fecha, ninguna bolsa de indecisos ha sido capaz de engrosar o aminorar estos dos grandes compartimentos ideológicos. De alguna manera, la indecisión en la Región de Murcia no suele entrañar una 'crisis del statu quo', sino, por el contrario, su confirmación. Una cosa es la transferencia de votos entre partidos de la misma ala –PP y Vox, de un lado, y PSOE y Podemos, de otro–, y otra muy distinta que el macromovimiento entre los dos grandes bloques sea lo suficientemente decisivo como para que se altere la correlación existente.

Tomemos como ejemplo la única posible vía de transferencia de votos entre bloques que el Cemop refleja en su barómetro: la que empareja a PP y PSOE. Según el Cemop, un 18,7 % de los encuestados indecisos declaran tener dudas entre depositar su voto al PP o al PSOE. En tanto que partidos clásicos y mayoritarios, lo natural sería que, en cualquier sociedad madura desde el punto de vista democrático, el desplazamiento de votos entre ambas formaciones fuese fluido y continuo. Incluso una comunidad autónoma tan históricamente de izquierdas como Andalucía ha sido capaz de dar una mayoría absoluta al PP después de décadas de gobiernos incontestables del PSOE. Por no hablar de Valencia, donde, tras aplastantes victorias del PP durante decenios, gobierna en la actualidad una coalición de izquierdas. En rigor, PSOE y PP son partidos moderados por la responsabilidad de gobierno, de manera que el énfasis puesto por el electorado en uno u otro –dependiendo de los ciclos y procesos– representaría un margen de decisión y de confianza que el ciudadano se podría permitir sin la ansiedad de estar cometiendo una transgresión. Sin embargo, en la Región de Murcia, este perímetro de confianza que abarcaría a PSOE y PP no existe, en tanto en cuanto lo que se entiende por 'perímetro de confianza' entre los ciudadanos solo abarca a la derecha.

Por cuestiones que merecen ser estudiadas con mayor detenimiento, la mayoría de los murcianos no reconocen una fluidez de voto entre PSOE y PP. Lo que, en otros territorios, constituyen orillas más o menos próximas que se pueden intercambiar sin consecuencias traumáticas, en la Región de Murcia, la vecindad de PSOE y PP supone, más bien, una enquistada polarización. En términos autonómicos –no municipales–, un 60% de los murcianos consideran que, con independencia de lo mal que lo pueda hacer la derecha, su voto es incondicional y finalista para ella. De una forma irracional –que raya en la superstición–, la izquierda ha sufrido un proceso de extrañamiento por parte de esta amplia masa electoral que la ha terminado por convertir en un peligro para el futuro de la Región de Murcia. El 'perímetro de confianza' de la derecha se ha confirmado, por esto mismo, no como la preferencia electoral de los murcianos, sino como una auténtica estructura de identidad de nuestra comunidad autónoma. Ser de derechas se ha convertido en el verdadero rasgo identitario de los habitantes de esta región, y mientras este constructo cultural no sea desmontado por la propia acción de la izquierda, no habrá candidato del PSOE u otra formación que logre romper tanto el voto decidido como el sesgo de los indecisos. Tan solo durante el auge electoral de Ciudadanos, el voto al centro restó polarización y generó la aritmética propicia para un cambio de régimen cultural. Pero la decisión de Cs de solo pactar con el PP lo convirtió en un satélite de este partido y, por lo tanto, en una víctima propiciatoria de su voracidad institucional.