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El domingo pasado, una desafortunada coincidencia me llevó a las inmediaciones de la plaza de toros, donde se celebraba la presentación nacional de candidatos de ... ese partido verdoso de las tres letritas. No, no estaba hasta la bandera (valga la redundancia), sino a medio aforo, foto que además habría que contrastar con la imagen de la multitud de autobuses –venidos de allende la Región– que colapsaban la avenida de la Fama. Interesante pinchazo de la ultraderecha murciana. 'Anyway'. Banderas. Muchas. Y vendedores –también muchos– de ese complemento vuelto a poner de moda, como el tartán y la hombrera. Alguna me ofrecieron, cómo no. «No, gracias, buen hombre, ya me ubico yo solo». Que puede pasar, no digo yo que no, levantarte de una siesta pacharánica y no saber momentáneamente ni en qué país estás. Y hasta te puede venir bien en ese momento llevar seis pulseras rojigualdas seis en cada muñeca. Pero el otro día, con el coso a la vista y los '¡ole!' y los '¡viva España!' que atronaban desde su interior, quedaba poco espacio para la duda geográfica.
Adentro, todo primeras espadas: Abascal, Monasterio, Espinosa de los Monteros, Ortega Smith, Garriga, Ortega Lara. Creo que habló hasta el larguirucho líder local. Más ultras que temas, como de costumbre: que si la inmigración, que si las feministas, que si la unidad de España, que si la inseguridad ciudadana y vuelta a empezar. 'El futuro es de los patriotas' como lema del encuentro y la defensa del Trasvase –y la crítica a los ecologistas– como concesión a la política regional.
No hubo muchas más alusiones a un territorio hacia el que, es cierto, declaran sentirse infinitamente agradecidos (junto con Ceuta, nuestra comunidad autónoma les dio su primera victoria electoral). Tampoco es de extrañar: el lío con sus tres tránsfugas, el expediente abierto al mismo Antelo por su propio partido a cuenta de unos insultos hacia dos excompañeros y la manía persecutoria contra los medios de comunicación (y especialmente contra este desde el que os hablo) son malos temas de conversación para un partido que parece empeñado en matar a la gallina murciana de los huevos de oro, estancado en las encuestas locales y sin más discurso que el que dicte la agroindustria desde sus municipios refugio. Un proyecto de Región basado en el agua infinita (ergo el plástico infinito) y el levantamiento de controles medioambientales y laborales, que solo gusta a quienes facturan las lechugas pero arruga la nariz de casi todos los demás, por más ultra, mega, híper o extrema derecha que sean. Del tema de quiénes (y de qué color de piel) se meten debajo del plástico a mover la agricultura regional hablamos otro día.
En el reducido argumentario del partidito aparece una y otra vez la idea de bajar los impuestos, una recaudación según ellos «socialcomunista» que atenta contra la libertad. No les pidas que te detallen qué servicios públicos recortarán para cuadrar las cuentas, y menos en un mitin, pero a la vista está su complicidad y/o su complacencia hacia la ofensiva general del PP contra la sanidad pública. Por cierto que este mismo lunes mi compañero Javier Pérez Parra publicó una extensa pieza sobre el deterioro de la asistencia sanitaria en la Región, con cifras disparadas de pacientes en lista de espera sin fecha asignada, así como de demoras para intervenciones quirúrgicas y consultas de especialista.
Como las feministas, como los ecologistas, como los nacidos fuera, como los docentes «que adoctrinan», como el colectivo LGTB, como los que practican religiones distintas a la católica –o ninguna en absoluto–, como los cineastas, como los periodistas, los usuarios de la sanidad pública también se quedan fuera del selecto club de los patriotas, que visto lo visto el domingo pasado ya podrían empezar a quedar en un Cien Montaditos a contarse sus movidas. Me pregunto a veces a qué diablos se refieren con eso del patriotismo si luego el desmontaje de una institución como la sanidad pública se las pela lo más grande. ¿El sistema sanitario más eficiente de Europa y el tercero del mundo según el informe Bloomberg, pieza central de nuestras excelentes esperanza y calidad de vida, no te hace sacudir la bandera? Cuanto más selectivo y exclusivo es el patriotismo de amiguetes de algunos, más grandes las banderas y más ruido hacen los 'vivaespaña'. Cómo no acordarse de Machado en días así: «En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva».
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