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REBELDÍA MURCIANA ·
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REBELDÍA MURCIANA ·
Supongo que como la ignorancia se cura viajando, los perjuicios se solventan viviendoLes voy a relatar una serie de cuestiones para las que el contexto es Puerto Rico, pero como después entraremos en materia y ya no ... dará tiempo a reiterar esto, aprovecho el inicio de esta columna cuando aún están frescos: vayan a visitar el país a la más mínima oportunidad que tengan. De verdad, no se arrepentirán de descubrir el mejor Caribe... que en su día fue la mejor España.
Después de este 'disclaimer' de cuña publicitaria gratuita, la semana pasada estuve de visita en San Juan (de Puerto Rico, no de Alicante) como invitada de una compañera del máster boricua, que es el gentilicio cariñoso de los puertorriqueños, para celebrar su embarazo y dotarla de un cochecito ataviado con la medalla de la Virgen del Pilar, que uno puede no ser creyente, pero si existe la opción de que a su hijo lo proteja Dios pues tampoco nos vamos a poner especialitos.
Viajar con un anfitrión local siempre es la mejor idea: no solo por descubrir los secretos restringidos a los turistas, encontrar el mejor restaurante o ir a la mejor playa. Descubrir un lugar con alguien autóctono te da la oportunidad de hacer una inmersión absoluta en el modo de vida del lugar: es adaptarte a sus horarios (¿sabían que los supermercados abren a las 6 am y el trabajo empieza a las 7 am?), su calendario (por ejemplo, que la vuelta al cole se produce la segunda semana de agosto), o a sus especificidades culturales, que son el objeto de esta columna.
Seguro que ustedes conocen el reguetón. Es esa música que se puso de moda a principios de los 2000 y cuya característica esencial es que se baila de una forma, digamos, empleando un eufemismo, no demasiado decorosa u apta para compartirla con menores de edad. En España fue transversal durante cierto tiempo pero acabó convirtiéndose en algo tan peyorativo que, a pesar de que es escuchada por un sector mucho mayor de lo que públicamente se reconoce, casi nadie con un grado cultural lo suficientemente elevado como para tener en consideración la opinión que tengan los demás de su intelecto admite que lo tiene en su lista de Spotify.
El reguetón en España se convirtió en algo totalmente incompatible con la cultura en cualquier ámbito. Ser un experto en música es loable, escuchar el ritmo latino es deplorable. Un resumen bastante sucinto, pero esencialmente así.
Total, que el viernes pasado asistí, por indicación de mi amiga y anfitriona, al concierto de Bad Bunny, que al parecer es el artista más escuchado del mundo entero (incluyendo Cataluña y las Vascongadas). Mi opinión sobre el reguetonero más importante del mundo era la misma que sobre el más anónimo: ni es mi estilo ni me interesa. Pero como cuando uno viaja tiene que cumplir a rajatabla eso de 'donde fueres haz lo que vieres', allí que me planté con miles de personas en el auditorio más grande de Puerto Rico.
Y con una música que aquí habrían dicho que es deplorable, de repente ahí me encontré a todo un país volcado con su mayor representante internacional a unos niveles que ya quisiera España en la final del mundial. 13 pantallas gigantes por toda la isla retransmitiendo el concierto, la televisión más importante del país proyectándolo en directo, el Gobernador mencionando al cantante en sus comunicados sobre la crisis energética... política, pasión y orgullo nacional mientras 'perreaban', término referido al baile que por cierto emplean hasta los presentadores de las noticias.
Y ahí, en medio de un país orgulloso de serlo, me preguntaba qué clase de atalaya moral me confiere creer que nuestro estilo de vida, nuestra cultura, inteligencia o simple saber estar es mejor que la de cualquiera que tenga el 'hobby', el ocio o la música preferida que considere. Que quien soy yo, o nadie, para juzgar si un mismo sonido o una misma experiencia que para nosotros puede ser simplemente soez para otros es el grito de unión de un país. Que quiénes somos para creernos mejores que nadie si el baremo del disfrute, que es a lo que hemos venido todos a esta vida, es tan distinto para unos y para los demás.
En medio de un país maravilloso, una música que para mí es horrorosa me ha marcado más personalmente que el mayor éxito del mejor artista que haya existido jamás. Supongo que como la ignorancia se cura viajando, los perjuicios se solventan viviendo.
Disfruten de las vacaciones y dediquen su tiempo a lo que quieran. Ya nos juzgaremos todos a la vuelta.
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