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Con la pandemia se han popularizado en el habla cotidiana palabras hasta ahora restringidas al lenguaje médico especializado. Algunas de las más reiteradas se utilizan, sin embargo, con un sentido que no se corresponde de manera fiel a su significado técnico. Aunque eso no conlleva – ... en ese lenguaje popular– la posibilidad de inducir a confusiones indeseadas, por una mala interpretación. En cualquier caso, se trata de hacer unas puntualizaciones conceptuales en aras de clarificar estos términos. Hecha la salvedad de que quien se atreve a estas precisiones gramaticales es profano en cuestiones lingüísticas, por lo que no sería de extrañar que cometiera alguna que otra imprecisión.
Entre todos estos vocablos ahora corrientes, quizás el más repetido sea el de 'patología'. A diario leemos y escuchamos que alguien sufría patologías previas. (Una coletilla para justificar el desenlace fatal de enfermos infectados por el coronavirus, responsable principal de la actual pandemia). Si bien hay que señalar que patología no es sinónimo de enfermedad, aunque se emplee con una intención equivalente. Aclárese esto. La palabra patología –según el conocimiento de los profesionales, corroborado por el Diccionario de Términos Médicos de la Real Academia Nacional de Medicina, como por el propio diccionario de la RAE– es la denominación de una disciplina científica. Se refiere a la parte de la medicina dedicada al estudio de las alteraciones morfológicas y funcionales que constituyen las enfermedades, las causas que las producen y los síntomas y signos por los que estas se manifiestan. En resumen, al análisis y examen de las mismas. Por lo tanto, al hablar de patologías, se está designando algo con el nombre de otra cosa, en lo que se considera como una metonimia.
Lo correcto en el sentido gramatical sería decir que la persona que ha resultado infectada por el coronavirus padecía 'enfermedades previas'. En este caso, algo chirría también al leer o escuchar el plural 'patologías'. No parece correcto pluralizar un término que, de por sí, ya engloba al conjunto de cosas a las que hace referencia. Por tanto, lo acertado –no sé si me meto en un charco demasiado profundo– es considerar esta denominación como un 'sustantivo colectivo', como pueden ser 'flota', 'muchedumbre', 'hojarasca' o 'cubertería', entre otros. Así hablamos de la flota pesquera y no de las flotas. O del profesorado español o del periodismo murciano, pero no de los profesorados o de los periodismos. Desde siempre hemos conocido la patología a secas, ya sea esta médica, quirúrgica, del riñón o del corazón.
Otra palabra, al referirse a estas enfermedades que se sufren de antemano, es la que señala la existencia de 'condiciones previas' subyacentes, que habrían causado una mala evolución del proceso infeccioso. Es esta otra confusión semántica habitual, por la creciente costumbre de transformar directamente del inglés vocablos por simple analogía fonética, sin la consabida correspondencia con nuestro idioma. En inglés, sí resulta pertinente denominar como 'conditions' a las enfermedades o padecimientos, mientras que, en español, condición, no es sinónimo de enfermedad. Soportamos esa avalancha incontenible de la moda introduciendo anglicismos para denominar cosas que en español común tienen un apelativo adecuado, completo y exquisito. Los abundantes ejemplos así lo señalan. Por resaltar algunos, los sucesivos 'Mondays', 'Fridays' o 'Christmas Markets', con los que hemos convivido recientemente. Algunos brotes esperanzadores se atisban, por fortuna, en esta desigual contienda con el inglés. Comprobamos con satisfacción la destacada aceptación de la que gozan programas de televisión sobre cultura general, dedicados a definiciones y significados de palabras. Es en cierta manera un modo de equilibrar las fuerzas. Como lo es también comprobar el regalo para los oídos de palabras de singular belleza de nuestro rico vocabulario, propias del castellano antiguo, por completo arrumbadas entre nosotros y utilizadas de manera habitual con gracia y propiedad por tantos latinoamericanos.
En un aspecto distinto hay que referirse al mensaje subliminal, señalando el hecho de que algunos enfermos presentaban esas mentadas patologías previas. Como si se atenuara así la importancia de la infección. Un deterioro previo del organismo es obvio que propicia una mala evolución, como cualquier otra infección. Sin embargo, nos encontramos en esta pandemia con que no pocas personas, sin sufrir enfermedades, también pueden tener un mal pronóstico vital, más aún cuando no están vacunadas.
En fin, precisiones lingüísticas son estas para una mayor pulcritud en la expresión verbal cotidiana. Sabido es que la palabra es la característica esencial de los humanos. Siempre es deseable la corrección expresiva, que entronca en el fondo con rasgos de humanidad, tan necesarios en momentos aciagos como los actuales.
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