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Cuento de Navidad

De todo lo que dijo, lo que me impactó fue esta frase: «Al llegar a la oficina dejo el corazón en el armario con el abrigo»

Martes, 21 de diciembre 2021, 01:26

Levantando el tejado de una nave industrial, Mr. Scrooger, el viejo avaro e inmisericorde de Charles Dickens, hubiera conocido la vida de un colega en la dureza de corazón. Este cuento es real al principio e imaginario al final.

Un día de hace al menos ... cuarenta años fui a jugar al tenis a un chalé de la costa, cuyo propietario era amigo de mi acompañante. Después del partido se sirvió un aperitivo. Mientras masticábamos mojama y hueva de excelente calidad, el anfitrión empezó a pontificar sobre sus métodos como empresario. De todo lo que dijo, unas cosas sensatas y otras fuera del tiesto, la que me impactó imperecederamente fue esta frase: «Al llegar a la oficina dejo el corazón en el armario con el abrigo». Se refería, obviamente, a los sentimientos que pudieran distraerlo de la dureza que, según él, debía presidir la gestión en su empresa. De ese comentario sale este cuento:

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