Secciones
Servicios
Destacamos
Los meses de confinamiento y la incertidumbre sobre el futuro que nos espera empieza a generar focos de crispación por toda Europa. Muchas personas viven angustiadas y por mucho que los argumentos sean contundentes, no consiguen vencer el impulso de salir a la calle a protestar contra la situación que están viviendo. Contribuyen a estimular las protestas organizaciones extremistas, tanto de derechas como de izquierdas que aprovechan el descontento que provocan las medidas de confinamiento y de la tibieza cautelosa con que se está llevando a cabo en casi la totalidad de los países la desescalada. España no una excepción: desde hace días las caceroladas contra el Gobierno se están convirtiendo en manifestaciones doblemente preocupantes.
A los disturbios de orden público que se están registrando en Madrid se añade el peligro que suponen las concentraciones de personas que no guardan las distancias de seguridad. Las manifestaciones son legales, por supuesto, pero ahora se convierten en una imprudencia preocupante.
Con todo no es nuestro país el único donde hay grupos de ciudadanos que salen a las calles a demandar libertad y, en el fondo, lo más difícil, poder recuperar la normalidad perdida. Ayer mismo vimos en televisión la imagen de sanitarios belgas – el país que ha sufrido más muertos– volviéndose de espaldas al paso de la comitiva de la primera ministra cuando acudía a visitar un hospital. En Francia los movimientos de protesta se extienden por todo el país y en París los 'chalecos amarillos' han aprovechado para convocar una ola de nuevas protestas violentas en contra de las medidas adoptadas para frenar el coronavirus. Lo mismo ocurre en Holanda, donde el primer ministro, Mark Rutte, ha sido boicoteado de manera agresiva en público.
Pero donde la situación es más preocupante es en Italia, el primer país europeo donde estalló la pandemia que todavía sigue causando muertes y contagios a diario. Las manifestaciones también se repiten en diferentes lugares, pero donde se están revelando más violentas es en Lombardía, la región más castigada por el virus. Desde hace varios días los manifestantes expresan su protesta contra el Gobierno agrediendo a la policía, incendiando contenedores, rompiendo escaparates y lanzando cohetes explosivos al aire. El número de heridos es elevado y numerosos activistas han sido detenidos. La realidad es que son protestas para las que no existe fácil respuesta. El Gobierno hace lo que tiene que hacer. Ya se han levantado algunas medidas, pero los manifestantes exigen que se levanten todas y se establezca la actividad y se lleven a cabo reparaciones a todos los damnificados.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.