Comunismo premium mega plus

ESPEJISMOS ·
De los 58.000 millones de euros tuyos y míos que hubo que inyectar a la banca, España ha recuperado 6.000 y da por perdido el resto

Domingo, 19 de junio 2022, 09:01

Tengo unos vecinos, Nerea y Roberto, que son oro molío. Siempre van diciendo de mí por ahí lo buen escritor que soy y lo sexy. ... Me quieren un disparate, y yo a ellos y a su churumbel, el Hugo, que acaba de cumplir tres años y lo ha celebrado con una frase que en el barrio tardaremos en olvidar. Va contexto. El zagal es goloso y cuando huele a dulce no para en melindres: trinca chuches del suelo, se las coge a otros niños, las detecta en el súper, etc. Sus padres llevan desde que era un bebé con la misma cantinela: «Eso no, Hugo, que es caca». «Eso no, Hugo, que es caca» por la mañana. «Eso no, Hugo, que es caca», por la tarde. Y así hasta que el otro día llegó su tercer cumpleaños, con la correspondiente fiesta en el parque de debajo de mi casa. Bajé a ayudarles con los globos y los sándwiches de Nocilla. –¿Qué vas a tomar, Hugo, por tu cumple? –¡Caca!

No se me va de la cabeza, el deseo de Hugo, últimamente. Por lo demás, no os preocupéis por él, que solo es un personaje de ficción, como sus padres. Se han pasado un momento para ayudarme con la parte alegórica del articulillo, pero ya se iban. ¿Qué os estaba contando yo? Ah, sí. Caca. Comunismo. Venezuela. Ir al súper y que no haya papel higiénico. Es un tic de nuestros mandantes: esa propuesta suena bien, parece que tiene sentido, pero no la vamos a poner en marcha porque sería comunismo. Eso no, que es caca. Llega un momento en que el argumento es hasta contraproducente. Es hacerle la campaña al PCE en un momento en que los camaradas están a por uvas. Preguntadles si no a los taxistas de Madrid, esas 26.000 familias que esperaban que su presidenta las protegiese de la amenaza VTC y se han encontrado con que eso sería comunismo. Con los votos de PP y Vox la Asamblea autonómica de allí le dio la puntilla al sector hace unas semanas, y justo estos días les han quitado el contrato de transporte de médicos de atención primaria. Que precisamente es algo que los taxistas hicieron gratis, en lo peor de la pandemia, por puro patriotismo. Es lo que tiene la libertad: ahora lo hará una empresa de VTC por un millón y medio de euros al año.

En un momento en que hasta las derechas italianas y británicas implantan nuevos impuestos a los beneficios extraordinarios de las energéticas, para mitigar los peores efectos de la estanflación, el recurso continuo al 'eso no, que sería comunismo' nos indica claramente: a) estar en Babia b) llevar retraso c) esclerosis ideológica d) todas las respuestas son correctas. Pero lo que puede acabar de decidirnos a pedir caca en nuestro cumple y comunismo en nuestras elecciones es lo otro: lo exquisitamente comunista del trato que reciben ciertos poderosos elementos, en el Estado español. Estos días se han cumplido diez años del rescate, por 100.000 millones de euros, que el presidente Rajoy solicitó a la UE para salvar la banca nacional, que hoy goza de excelente salud pero sigue sin devolver un chavo. De los 58.000 millones de euros tuyos y míos que hubo que inyectar en el sector, España ha recuperado 6.000 y da por perdido el resto. A ver. Que no son taxistas. Para mi siguiente alegoría voy a convocar a otro personaje de ficción. Florentín Perezov, oligarca muy cercano al Kremlin, en el palco de cuyo Real Moscú se urden las decisiones clave del Estado profundo ruso. De Perezov, muy bien relacionado pero no tan bien dotado para los negocios, es conocida la costumbre de acudir a pedir rescates a la Madre Rusia cuando alguna de sus aventuras peta, sea el depósito de gas Kastorok (que les ha costado a los rusos 1.350 millones de euros), la desaladora de Skombrerasov (570 millones), las autopistas de Abertinski (5.381 millones) o no sé qué túnel irlandés el otro día (6,5 millones).

Y esto sí, amigos y amigas. Esto sí que es comunismo premium mega plus. Ahí es donde queremos estar. Que el Estado nos cubra los pufos, porque quién quiere libertad de mercado cuando puede tener rescates ilimitados. Ser el primo de Kim Jong-un. O del alcalde de Madrid. Contaminar lo que me salga del nardo. Comerme un chuletón bañado en oro.

Hoy votan los franceses (segunda vuelta de las legislativas) y los andaluces en sus autonómicas. Difícil imaginar dos contextos más diferentes, pero en ambas campañas se ha escuchado mil veces 'eso no, que es caca'. Veremos qué pide Hugo para su gran fiesta (de la democracia). Caca premium, por qué no.